Imprimir

11. Los cambios cíclicos regeneran la vida

Publicado el Domingo, 09 Febrero 2014
Última actualización en Domingo, 14 Septiembre 2014

Los sabios que hicieron el bagua, no sólo mostraron el sistema de coordenadas que da fundamento y cohesión a la vida, sino que especificaron este sistema para aplicarlo a la vida humana. Al observar la naturaleza a su alrededor, vieron que lo no mutante constituye una trama de referencias homogéneas que permite cualquier cambio. Cuando reconocieron en su propio interior esta misma trama de referencias, vislumbraron que el organigrama de la vida es igual en todos los casos. Observaron además que los procesos de cambio a los que la vida está sujeta son imprescindibles para regenerarla. Dado que el ser humano difícilmente acepta los cambios y se descentra con facilidad por miedo a lo desconocido, hicieron un estudio profundo de los cambios a los que la vida está sometida e hicieron el Libro de las Mutaciones para enseñar los fundamentos eternos de cualquier cambio que sí son conocidos, inalterables y estables.

Los cambios continuos a los que la vida está expuesta, los confundimos a menudo con un caos de casualidades e imprevistos que "debemos controlar" porque "distraen de nuestros objetivos". Sin embargo, en realidad dicho "caos" es el guardián del orden vital de nuestras vidas. Es natural que las condiciones de vida son cambiantes y que muchos de estos cambios son imprevisibles e incontrolables. Si no existieran, dejaría de haber vida. Perderíamos nuestra vitalidad y la vitalidad de nuestras relaciones con los demás.
Cualquier forma de vida se estabiliza y se hace coherente justamente gracias al "caos" de los procesos de cambio que tienen la virtud de renovar la vida y regenerarnos. En cambio, intentando controlar y predeterminar nuestras vidas encaminándolas hacia nuestros objetivos, inmovilizamos la dinámica natural de los procesos interiores por lo que creamos un verdadero caos que tiene la maldad de corrompernos.
No nos parece lógico que controlando la vida creamos un caos y, porque no lo queremos ver, la vida nos enseña sus leyes de una forma cada vez más dolorosa. Por ejemplo, hoy en día el mundo está sufriendo las consecuencias del control de la economía. Las medidas de control –y de descontrol interesado- que adoptaron los gobiernos, crearon condiciones de vida tan inestables que el sistema colapsó y sobrevino la crisis. E intentando controlar la crisis, están destruyendo los factores que son esenciales para mantener y cultivar un mercado laboral estable basado en la economía real.
Conseguimos lo contrario de lo que queremos siempre que intentamos controlar las circunstancias cambiantes. Esto ocurre porque no prestamos atención a las coordenadas que les proporcionan consistencia y estabilidad. Si buscamos y respetamos los factores esenciales de cualquier situación conflictiva, las condiciones vitales se armonizarán a partir del momento que nos dediquemos a cumplir con los mandamientos del fondo de la cuestión. Por eso, en vez de luchar contra las circunstancias conflictivas, es preferible prestar atención al sistema de coordenadas en el que se ha producido determinada situación conflictiva.

bagua arcaico

Sólo respetando los factores inalterables de la vida, nos sincronizamos con los procesos vitales. Lo Creativo de la vida hace que las intenciones e indicaciones de cambio surjan de nuestro sincero sentir, despertando y estimulando nuestro potencial y desarrollo. Estos procesos naturales hacen que tomemos conciencia de nuestro ser y de nuestras capacidades y necesidades por lo que nos regeneramos, nos regulamos y nos vitalizamos automáticamente.

El sistema de coordenadas de la vida

Los cambios cíclicos que se manifiestan en el planeta a consecuencia de la andanza y mudanza del Sol, la luna y los astros con respecto a la Tierra, son análogos a los cambios que cada uno de nosotros experimenta en sus circunstancias vitales. Las ciencias que exploran los fenómenos terrestres desde el cielo, así como las que exploran el universo desde la tierra, han contribuido mucho a adquirir una visión global de los factores que determinan los cambios a los que la vida está sujeta. Sabemos por ejemplo que las condiciones meteorológicas se determinan siempre por los mismos factores, aunque el tiempo es cambiante por definición y las condiciones puntuales nunca son predecibles a medio y largo plazo.
Gracias a la costumbre en televisión de dar la previsión del tiempo mostrando los factores que determinan las circunstancias meteorológicas, tenemos una visión global del comportamiento de las fuerzas de la naturaleza y asumimos que la interacción entre los elementos Sol (Fuego), tierra (Trueno), agua (Agua) y aire (Viento) originan determinadas condiciones meteorológicas globales mientras que las circunstancias puntuales son muy variables y sólo previsibles para un plazo no mayor que cinco días.
Deberíamos asumir estos hechos igualmente cuando se trata de los demás cambios cíclicos. Es decir, deberíamos prestar atención a los factores fiables que determinan los cambios, y vivir en tiempo presente las circunstancias cambiantes. No obstante, en vez de vivir adaptándonos a los cambios y cooperar con las fuerzas naturales que obran a favor de la vida, luchamos a menudo contra el desarrollo natural queriendo evitar, predeterminar y manipular los cambios, intentando frustrar, truncar e inhibir que vayan por su camino natural.

Al parecer no hemos tomado conciencia de que, igual que el tiempo, cualquier tipo de condición espacio-temporal es, por definición, cambiante e imprevisible. Provocamos todo tipo de conflictos al no respetar que la vida está expuesta a una infinidad de cambios no determinados. Provocamos así conflictos porque son precisamente dichos cambios e imprevistos los que regeneran y regulan la vida.
Al contrario del corazón que conecta con lo Creativo de nuestra fuente de vida, si la mente toma el mando y pretende dirigir los cambios, lo hace basándose en criterios momentáneos, temporales y arbitrarios. Creamos así circunstancias injustas que desestabilizan tanto a la naturaleza como a nosotros mismos, en vez de promover la regeneración y regulación como ocurre si actuamos de acuerdo con las leyes eternas que rigen la vida, como dice I Ching: “guiados por las fuerzas armoniosas y benignas del orden universal”.
Los cambios naturales crean circunstancias inestables que, muy al contrario de desestabilizarnos, nos armonizan. Al invitarnos a implicarnos en procesos creativos que son aún más cambiantes, las fuerzas del orden universal hacen que nos centremos y nuestras aportaciones fluyan de la fuente creativa en nuestro interior. Damos así lo mejor de nosotros y somos felices al realizar nuestro verdadero ser. Los cambios que surgen de ese modo no son nunca caóticos ni momentáneos, temporales, arbitrarios o casuales porque se establecen de acuerdo con unos principios consistentes que no cambian nunca. Gracias a la trama de las coordenadas de principios inalterables, la vida cambia constante y libremente de un modo increíblemente coherente. 
La vida es armónica a pesar de, y asimismo gracias a, la infinita cantidad y variedad de cambios a los que sus manifestaciones están sometidas. Esto ocurre gracias a las coordenadas formadas por las fuerzas primordiales cuyas influencias mantienen la cohesión del conjunto del universo así como de cualquier forma de vida. Son la coordenada Cielo-Tierra y las coordenadas formadas por las fuerzas naturales complementarias: Trueno-Viento y Agua-Fuego. La interacción entre dichas fuerzas primordiales crea las condiciones de vida en la Tierra, cuyos estados vitales Lago y Montaña mantienen la unión de lo Creativo y lo Receptivo.

Todo tipo de exploraciones muy variadas, especialmente en el siglo XX, han hecho que cada vez más científicos descubran que las fuerzas naturales organizan la vida infinitamente mejor que el ser humano. La organización de la vida es tan perfecta que en la obra GAIA, el atlas de la gestión del planeta se expresa la sorpresa de los científicos que exploraban las características que permiten a nuestro planeta albergar la vida, de este modo: “La vida, por su mera presencia, al parecer crea y mantiene las condiciones necesarias para su propia supervivencia.”
Como se relata en dicha obra, quienes primero dieron con este fenómeno de la biosfera autoregeneradora fue un grupo de científicos espaciales que estaba diseñando experimentos para la detección de la vida en otros planetas. Desde entonces muchos estudios se han dedicado a investigar cómo se desarrolló y cómo se mantiene “este frágil milagro que llamamos la biosfera”. Sobre dicho milagro reproduzco de la citada obra el siguiente párrafo ilustrativo.
“Dentro del reino de la vida, todos y cada uno de los organismos están enlazados, por tenuemente que sea, con todos los demás. Los microbios, las plantas y los mamíferos, los animales terrícolas y los oceánicos, están todos inmersos en el gran ciclo de la energía y los nutrientes procedentes del Sol, la tierra, el agua y el aire. Este sistema de intercambio global circula por medio de varios mecanismos de transporte, desde las corrientes oceánicas a los patrones climáticos y de vientos; desde las migraciones de los animales a los procesos de alimentación, desarrollo y descomposición.”

Compartir