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11. Los cambios cíclicos regeneran la vida

Publicado el Domingo, 09 Febrero 2014
Última actualización en Domingo, 14 Septiembre 2014

Los sabios que hicieron el bagua, no sólo mostraron el sistema de coordenadas que da fundamento y cohesión a la vida, sino que especificaron este sistema para aplicarlo a la vida humana. Al observar la naturaleza a su alrededor, vieron que lo no mutante constituye una trama de referencias homogéneas que permite cualquier cambio. Cuando reconocieron en su propio interior esta misma trama de referencias, vislumbraron que el organigrama de la vida es igual en todos los casos. Observaron además que los procesos de cambio a los que la vida está sujeta son imprescindibles para regenerarla. Dado que el ser humano difícilmente acepta los cambios y se descentra con facilidad por miedo a lo desconocido, hicieron un estudio profundo de los cambios a los que la vida está sometida e hicieron el Libro de las Mutaciones para enseñar los fundamentos eternos de cualquier cambio que sí son conocidos, inalterables y estables.

Los cambios continuos a los que la vida está expuesta, los confundimos a menudo con un caos de casualidades e imprevistos que "debemos controlar" porque "distraen de nuestros objetivos". Sin embargo, en realidad dicho "caos" es el guardián del orden vital de nuestras vidas. Es natural que las condiciones de vida son cambiantes y que muchos de estos cambios son imprevisibles e incontrolables. Si no existieran, dejaría de haber vida. Perderíamos nuestra vitalidad y la vitalidad de nuestras relaciones con los demás.
Cualquier forma de vida se estabiliza y se hace coherente justamente gracias al "caos" de los procesos de cambio que tienen la virtud de renovar la vida y regenerarnos. En cambio, intentando controlar y predeterminar nuestras vidas encaminándolas hacia nuestros objetivos, inmovilizamos la dinámica natural de los procesos interiores por lo que creamos un verdadero caos que tiene la maldad de corrompernos.
No nos parece lógico que controlando la vida creamos un caos y, porque no lo queremos ver, la vida nos enseña sus leyes de una forma cada vez más dolorosa. Por ejemplo, hoy en día el mundo está sufriendo las consecuencias del control de la economía. Las medidas de control –y de descontrol interesado- que adoptaron los gobiernos, crearon condiciones de vida tan inestables que el sistema colapsó y sobrevino la crisis. E intentando controlar la crisis, están destruyendo los factores que son esenciales para mantener y cultivar un mercado laboral estable basado en la economía real.
Conseguimos lo contrario de lo que queremos siempre que intentamos controlar las circunstancias cambiantes. Esto ocurre porque no prestamos atención a las coordenadas que les proporcionan consistencia y estabilidad. Si buscamos y respetamos los factores esenciales de cualquier situación conflictiva, las condiciones vitales se armonizarán a partir del momento que nos dediquemos a cumplir con los mandamientos del fondo de la cuestión. Por eso, en vez de luchar contra las circunstancias conflictivas, es preferible prestar atención al sistema de coordenadas en el que se ha producido determinada situación conflictiva.

bagua arcaico

Sólo respetando los factores inalterables de la vida, nos sincronizamos con los procesos vitales. Lo Creativo de la vida hace que las intenciones e indicaciones de cambio surjan de nuestro sincero sentir, despertando y estimulando nuestro potencial y desarrollo. Estos procesos naturales hacen que tomemos conciencia de nuestro ser y de nuestras capacidades y necesidades por lo que nos regeneramos, nos regulamos y nos vitalizamos automáticamente.

El sistema de coordenadas de la vida

Los cambios cíclicos que se manifiestan en el planeta a consecuencia de la andanza y mudanza del Sol, la luna y los astros con respecto a la Tierra, son análogos a los cambios que cada uno de nosotros experimenta en sus circunstancias vitales. Las ciencias que exploran los fenómenos terrestres desde el cielo, así como las que exploran el universo desde la tierra, han contribuido mucho a adquirir una visión global de los factores que determinan los cambios a los que la vida está sujeta. Sabemos por ejemplo que las condiciones meteorológicas se determinan siempre por los mismos factores, aunque el tiempo es cambiante por definición y las condiciones puntuales nunca son predecibles a medio y largo plazo.
Gracias a la costumbre en televisión de dar la previsión del tiempo mostrando los factores que determinan las circunstancias meteorológicas, tenemos una visión global del comportamiento de las fuerzas de la naturaleza y asumimos que la interacción entre los elementos Sol (Fuego), tierra (Trueno), agua (Agua) y aire (Viento) originan determinadas condiciones meteorológicas globales mientras que las circunstancias puntuales son muy variables y sólo previsibles para un plazo no mayor que cinco días.
Deberíamos asumir estos hechos igualmente cuando se trata de los demás cambios cíclicos. Es decir, deberíamos prestar atención a los factores fiables que determinan los cambios, y vivir en tiempo presente las circunstancias cambiantes. No obstante, en vez de vivir adaptándonos a los cambios y cooperar con las fuerzas naturales que obran a favor de la vida, luchamos a menudo contra el desarrollo natural queriendo evitar, predeterminar y manipular los cambios, intentando frustrar, truncar e inhibir que vayan por su camino natural.

Al parecer no hemos tomado conciencia de que, igual que el tiempo, cualquier tipo de condición espacio-temporal es, por definición, cambiante e imprevisible. Provocamos todo tipo de conflictos al no respetar que la vida está expuesta a una infinidad de cambios no determinados. Provocamos así conflictos porque son precisamente dichos cambios e imprevistos los que regeneran y regulan la vida.
Al contrario del corazón que conecta con lo Creativo de nuestra fuente de vida, si la mente toma el mando y pretende dirigir los cambios, lo hace basándose en criterios momentáneos, temporales y arbitrarios. Creamos así circunstancias injustas que desestabilizan tanto a la naturaleza como a nosotros mismos, en vez de promover la regeneración y regulación como ocurre si actuamos de acuerdo con las leyes eternas que rigen la vida, como dice I Ching: “guiados por las fuerzas armoniosas y benignas del orden universal”.
Los cambios naturales crean circunstancias inestables que, muy al contrario de desestabilizarnos, nos armonizan. Al invitarnos a implicarnos en procesos creativos que son aún más cambiantes, las fuerzas del orden universal hacen que nos centremos y nuestras aportaciones fluyan de la fuente creativa en nuestro interior. Damos así lo mejor de nosotros y somos felices al realizar nuestro verdadero ser. Los cambios que surgen de ese modo no son nunca caóticos ni momentáneos, temporales, arbitrarios o casuales porque se establecen de acuerdo con unos principios consistentes que no cambian nunca. Gracias a la trama de las coordenadas de principios inalterables, la vida cambia constante y libremente de un modo increíblemente coherente. 
La vida es armónica a pesar de, y asimismo gracias a, la infinita cantidad y variedad de cambios a los que sus manifestaciones están sometidas. Esto ocurre gracias a las coordenadas formadas por las fuerzas primordiales cuyas influencias mantienen la cohesión del conjunto del universo así como de cualquier forma de vida. Son la coordenada Cielo-Tierra y las coordenadas formadas por las fuerzas naturales complementarias: Trueno-Viento y Agua-Fuego. La interacción entre dichas fuerzas primordiales crea las condiciones de vida en la Tierra, cuyos estados vitales Lago y Montaña mantienen la unión de lo Creativo y lo Receptivo.

Todo tipo de exploraciones muy variadas, especialmente en el siglo XX, han hecho que cada vez más científicos descubran que las fuerzas naturales organizan la vida infinitamente mejor que el ser humano. La organización de la vida es tan perfecta que en la obra GAIA, el atlas de la gestión del planeta se expresa la sorpresa de los científicos que exploraban las características que permiten a nuestro planeta albergar la vida, de este modo: “La vida, por su mera presencia, al parecer crea y mantiene las condiciones necesarias para su propia supervivencia.”
Como se relata en dicha obra, quienes primero dieron con este fenómeno de la biosfera autoregeneradora fue un grupo de científicos espaciales que estaba diseñando experimentos para la detección de la vida en otros planetas. Desde entonces muchos estudios se han dedicado a investigar cómo se desarrolló y cómo se mantiene “este frágil milagro que llamamos la biosfera”. Sobre dicho milagro reproduzco de la citada obra el siguiente párrafo ilustrativo.
“Dentro del reino de la vida, todos y cada uno de los organismos están enlazados, por tenuemente que sea, con todos los demás. Los microbios, las plantas y los mamíferos, los animales terrícolas y los oceánicos, están todos inmersos en el gran ciclo de la energía y los nutrientes procedentes del Sol, la tierra, el agua y el aire. Este sistema de intercambio global circula por medio de varios mecanismos de transporte, desde las corrientes oceánicas a los patrones climáticos y de vientos; desde las migraciones de los animales a los procesos de alimentación, desarrollo y descomposición.”


La interacción entre Cielo y Tierra

Los medios técnicos actuales permiten observar la interacción entre Cielo y Tierra. Gracias a ello sabemos que existe una interacción electromagnética que determina la vitalidad y la extraordinaria biodiversidad de la Tierra. La magnetosfera de nuestro planeta está influenciada por el campo magnético solar y la interacción entre ambos campos magnéticos y las partículas cargadas provenientes del Sol produce una cantidad enorme de fenómenos vitales.
La mayoría de dichos fenómenos son tan conocidos que han llegado a formar parte del sentido común, aunque a menudo les prestamos tan poca atención que llegamos a negar la existencia del principio Creativo del Cielo. La interacción electromagnético entre Cielo y Tierra se manifiesta además mediante fenómenos excepcionales y “mágicos” como las auroras boreales y australes, y fenómenos que se notifican desde hace relativamente poco tiempo, como son las interferencias en las comunicaciones por ondas electromagnéticas y alteraciones en los satélites artificiales en órbita.
Pero aunque neguemos la existencia de lo Creativo del Cielo, esto no quita que sabemos que el campo magnético solar se une con la superficie del planeta en los polos magnéticos terrestres y penetra en el interior de la Tierra desde donde se extiende hacia la superficie, creando una “burbuja” dentro del campo magnético solar denominada la magnetosfera terrestre (ver imagen).

magnetosfera

En occidente llamamos Sol, tierra, agua y aire a las fuerzas primordiales Fuego, Trueno (Metal), Agua y Viento (Madera) de la cultura china, y los científicos han comprobado que la interacción entre dichas fuerzas determina las condiciones vitales en el planeta.
Así, se ha investigado cómo las corrientes geomagnéticas terrestres influyen el comportamiento de las corrientes de aire, agua y calor y de qué manera éstas a su vez interactúan. Gracias a las exploraciones científicas sabemos cómo dichas corrientes afectan a las condiciones espacio-temporales en diferentes zonas del planeta y cómo evolucionan las condiciones meteorológicas en el curso de un año a un lado del planeta y al otro y en ambos hemisferios. Son sólo algunos ejemplos de los efectos palpables generados por las fuerzas primordiales cuya dinámica desentrañaron y enseñaron los sabios del emperador Fu Hsi hace unos 4.000 años, además de que lo hicieron sabios de otras culturas que cumplieron con dicha misión en otros continentes.
Lo que no tenemos tan claro es que todos somos Tierra en relación con el Cielo. Igual que la Tierra, todos y cada uno de los seres vivos reciben las influencias energéticas de las fuerzas naturales. La energía de lo Creativo del Cielo atraviesa la atmósfera terrestre y, además de que penetra en el cuerpo celeste Tierra a través del polo norte, penetra en el cuerpo de cualquier habitante del planeta. Por eso encontramos el camino en medio de todo tipo de influencias y cambios en nuestro entorno, siempre que hacemos uso de nuestro libre albedrío guiándonos por la “brújula” en nuestro interior que marca el “norte”. Percibimos y utilizamos esta fuerza directiva, aunque nuestra mente niegue todo lo que tiene que ver con lo Creativo del Cielo y la sabiduría de la vida.

energia

Igual que lo Creativo del Cielo se adentra en la Tierra, así lo Creativo penetra en nuestro ser y en cada célula de cada órgano de nuestro cuerpo. Igual que las influencias de las fuerzas primordiales se desplazan desde el núcleo del planeta hacia la superficie, así surgen dichas influencias de nuestro fuero interno y del núcleo celular de los órganos, sistemas y tejidos de nuestro cuerpo. Igual que los efectos de sus influencias se manifiestan en el interior y en la superficie de la Tierra, así se manifiestan en nuestro ser (espíritu y alma), en nuestros actos (sentimientos y mente), en nuestra condición vital (cuerpo y ánimo) y en las circunstancias que creamos a nuestro alrededor.

Campo electromagnético del corazón

campo magnetico corazon

© Institute of HearthMath Research Center, California

 

Las fuerzas naturales

Las fuerzas naturales Trueno, Viento, Agua y Fuego son los “mensajeros y obreros” de lo Creativo del Cielo. Sus respectivas aportaciones crean determinadas condiciones espacio-temporales que se rigen por leyes universales. En artículo 8 hemos visto que I Ching aclara mediante determinados hexagramas cuáles son dichas leyes. Como explica en los hexagramas que se forman juntando el trigrama Tierra (lo Receptivo) con el trigrama de cada una de dichas fuerzas naturales, se trata de las leyes eternas que son intrínsecas a la trama del organigrama de los procesos naturales aplicados a la vida humana.
En dichos hexagramas explica de qué manera el Trueno trae la justicia al mundo y el Viento enseña las misteriosas leyes de los procesos orgánicos. Asimismo, muestra cómo el Agua representa las leyes internas que conducen a la solidaridad, y el Fuego adquiere la capacidad de libre dependencia de las fuerzas armoniosas del orden universal. Además, en los hexagramas formados por la duplicación de los trigramas que representan las fuerzas primordiales, I Ching describe cómo deberíamos comportarnos en las circunstancias promovidas por cada una de ellas.
En el Libro de las Mutaciones se explica por qué determinada actitud conviene en tales condiciones temporales, dejando claro que las mismas no tienen nunca un valor absoluto dado que las circunstancias cambian constantemente. Lo que no cambia es la esencia vital de cada fuerza natural y lo que debería ser constante también es “la actitud del noble”. Ésta debe ser en cualquier circunstancia tal como I Ching la describe en el hexagrama 53, La Evolución: “El noble busca los criterios para su proceder dentro de sí y en consecuencia se halla firmemente arraigado. Logra su progreso mediante un cuidadoso y constante trabajo dedicado al propio desarrollo moral.”

Las circunstancias cambian, pero los cambios cíclicos y las lecciones impartidas por las fuerzas naturales se repiten constantemente. Una y otra vez, las fuerzas que se activan consecutivamente dan su enseñanza junto con los consejos correspondientes y estos son bien definidos y nada cambiantes. Se podría resumir su esencia así:

Trueno (hexagrama Lo Suscitativo, nº 51): “Una honda seriedad interior que hace que todos los terrores externos reboten impotentes sobre ella.”
Viento (hexagrama Lo Suave, nº 57): “Su atributo es la suavidad que, no obstante, penetra como el viento o como el árbol con sus raíces. Así el noble difunde sus mandamientos y da cumplimiento a sus asuntos.”
Agua (hexagrama Lo Insondable, lo Abismal, nº 29): “Origina toda vida en la tierra. Fluye y fluye y rellena todos los lugares por los que pasa hasta sus bordes y nada más; no retrocede ante ningún sitio peligroso, ante ninguna caída, y nada le hace perder su índole propia y esencial.”
Fuego (hexagrama Lo Adherente, nº 30): “Significa estar condicionado, basarse en algo consistente. Todo lo que expande luz en el mundo, depende de algo a lo cual quedar adherido para poder alumbrar de un modo duradero.”


Erase una vez...

eraseErase una vez un tiempo en que las personas se dedicaron a cultivar la Tierra y a aprender de la vida. En todos los sentidos cultivaron la Tierra, la tierra que produce el sustento, la tierra de su propio ser, la tierra de sus habilidades y capacidades, la tierra de su comunidad y la tierra del gobierno; por el gusto de conocerse y conocer la vida cada vez mejor, se exploraron a sí mismas indagando en su interior y exploraron tierras lejanas viajando y conociendo otros paisajes, otros pueblos, otras formas de vivir, otras habilidades, otro lo que fuera.
Fue durante el reino del mítico emperador Fu Hsi que dicha Tierra cultivada generó personas que se dedicaron en cuerpo y alma a penetrar en los secretos de la vida. El propio monarca incluido, un equipo de sabios se entregó a seguir el curso del conjunto de todos los movimientos bajo el cielo según sus ordenamientos eternos. Como dice un comentario recogido en el I Ching de Richard Wilhelm (p. 349): “Al penetrar con el pensamiento el orden del mundo externo hasta el fin, y la ley de su propia interioridad hasta el núcleo más profundo, arribaron a la comprensión del destino.”
Desentrañaron así la trama de los principios vitales no mutantes que dan estabilidad, consistencia y coherencia a la vida y propagaron su funcionamiento mediante el bagua. Asimismo hicieron poemas para explicar y divulgar la sabiduría de los 64 procesos de cambio que se recogieron en “El Libro de las Mutaciones”.
En aquella época los emperadores tienen que haber sido hombres sabios que ejercieron la función de soberano como un buen padre de familia. Ya que, de los textos de los hexagramas se desprende la importancia que dieron a los principios fundamentales para el desarrollo de las virtudes humanas y asimismo la atención que prestaron a la organización estatal para que tuviera un influjo estimulante y alentador en el corazón del pueblo y aumentara de modo natural la cooperación social en, por ejemplo, las comunidades agrarias (ver El Pozo de Agua, hexagrama 48).
La sencillez del bagua y la forma poética que emplearon para enseñar los principios esenciales y recordar los consejos correspondientes a las circunstancias cambiantes de la vida, hizo que la sabiduría del Libro de las Mutaciones echara sus raíces en el pueblo. De ahí que el pueblo chino hasta hoy en día emplea dictámenes del I Ching como refranes, sin conocer siquiera dicha procedencia.

¿Vivieron felices y comieron perdices?

Es de suponer que en tales circunstancias tanto la clase soberana como la obrera vivieron felices, ya que la gente se tranquilizaría al vivir en comunidades justas y comprobar que cada persona recibe continuamente las indicaciones de lo Creativo para afrontar y superar sus dificultades y renovar su vida. Al darse cuenta de que los cambios cíclicos son imprescindibles para regenerarse, regularse y vitalizarse, todos cobrarían confianza en la vida respetando las coordenadas del bagua e interiorizando los consejos de los hexagramas.
Al saber cómo afrontar las dificultades, los agricultores, trabajadores, comerciantes, artesanos, artistas, funcionarios, administradores, príncipes, gobernadores y monarcas se dedicarían a su cometido confiando en sí mismos y en los demás. Todos superarían sus miedos, resolverían sus problemas, se dedicarían a sus trabajos y desarrollarían sus dones. Realizándose, explorándose y perfeccionándose, disfrutarían compartiendo sus habilidades, conocimientos y dones por lo que se sobreentiende que desarrollarían una cultura vital y maravillosa...
No obstante, no fue así para siempre. Las lecciones de la vida no se heredan ni se pueden enseñar. Hace falta sentir lo vivido, la experiencia no se aprende de otros. Muchas veces es necesario sufrir para alcanzar una lección oculta, ya que las lecciones de la vida se esconden y se disfrazan cuando no afrontamos en su momento la dificultad que la vida puso en nuestro camino. Es imprescindible sentir lo que estamos viviendo para poder recibir en nuestro fuero interno las lecciones de la vida. Por eso, el trabajo que hicieron nuestros ancestros, la educación que recibimos, la suerte de disfrutar condiciones vitales favorables, todo esto ayuda. Pero para sentirse feliz, cada ser humano tiene que explorar la vida, comprometerse consigo mismo y usar su libre albedrío, responsabilizándose de sus elecciones y decisiones.
Lo único que podemos y deberíamos hacer es afrontar los cambios, dejándonos guiar por las fuerzas armoniosas y benignas del orden universal. De dicha manera la vida nos da sus lecciones en su momento. Es a cada uno de nosotros -niños, jóvenes y adultos- abrirnos a las lecciones de la vida, salvaguardar éstas en nuestro interior y transmitirlas por nuestros actos. Procurando respetar los valores y factores no mutantes, encontramos pasito a pasito el camino de la vida, cuya veracidad se distingue por ser un camino de renovación, auto regulación y vitalización.
El pueblo chino dejó escapar su dicha por indiferencia e inercia y el consiguiente abuso de la libertad humana y la corrupción. Una desgracia que ocurre siempre que dejemos de perseverar en la citada “actitud del noble”. Si obstruimos el curso natural de los cambios, bloqueamos nuestra propia fuente de vida, inmovilizándonos interiormente. Así consumió el pueblo chino la herencia de aquellos tiempos felices, ya que los hechos históricos dicen que habían perdido su libertad y cultura de vida unos mil años después del reino del emperador Fu Hsi.


Unos mil años más tarde el pueblo chino sufrió el yugo de un tirano

La desidia de dejarse llevar por la soberbia, comodidad e indiferencia hizo paulatinamente que la sociedad de mutuo apoyo y complementariedad se convirtiera en un campo de batalla donde explotadores y explotados libraron luchas de poder y dividieron al pueblo en víctimas y verdugos. Los sistemas de convivencia se hicieron cada vez más rígidos, complejos e injustos hasta que todo el poder cayó en manos de un tirano sin escrúpulos.
Aquel tirano mató y encarceló a mucha gente y envenenó el corazón del pueblo debido a su crueldad y las injusticias. El rey Wen fue uno de los prisioneros y en la cárcel diseñó un bagua que reflejaría la trama del organigrama de la vida humana. En dicho bagua la secuencia de trigramas queda desprendida del ordenamiento por parejas Yin-Yang y, por lo tanto, no tiene en cuenta las fuerzas complementarias que constituyen las coordenadas que dan cohesión a la vida y cuya interacción mantiene el equilibrio Yin-Yang e impulsa el movimiento circular que es el fundamento de la vida del universo.
La secuencia de trigramas del rey Wen se denomina el bagua del “Cielo Posterior” u “orden intramundano” (ver I Ching, p. 356). Muestra un sistema de organización que se sobrepone a la secuencia original de trigramas que desde entonces se llama el bagua del “Cielo Anterior” o “secuencia premundana” (ver I Ching, p. 353), en alusión a la trama de organización de la vida natural, anterior al mundo humano.
No está claro si el rey Wen estudió el funcionamiento del sistema de explotación y sumisión al poder que sufrieron en la época del tirano, y extrajo de dicha experiencia la trama del organigrama causante de conflictos y enfermedades a fin de desenmascarar sus causas o si, muy al contrario, su intención era suplantar con la nueva secuencia de trigramas la trama de coordenadas del bagua original.

El bagua del rey Wen

Aunque no sabemos si el rey Wen equiparó, o no, un mundo corrupto con el mundo humano, sí sabemos que los poderes del mundo no permiten que los trabajadores se rijan por los valores del bagua del Cielo Anterior. Creo que, hasta que no comprendamos que no es el mundo sino el poder el que corrompe al hombre, dejaremos que “el mundo” (del poder) marque nuestras pautas. Y mientras tanto, la naturaleza humana pide a gritos que hagamos caso a la dinámica del bagua original, puesto que nuestra naturaleza maltratada se manifiesta mediante los pensamientos y sentimientos negativos, conflictos y enfermedades que padecemos.
En el Libro segundo del I Ching, Richard Wilhelm comenta (p. 358): “Con fines de una comprensión plena es necesario representarse siempre al orden intramundano como transparente, trasluciéndose el orden premundano.” Dicha representación se ve en la siguiente imagen.

baguas

Imagen cedida por: Lotus Nei Gong, School of Daoist Arts

En el pequeño círculo interior se sitúa la secuencia de trigramas del bagua de Fu Hsi (orden premundano, Cielo Anterior) y en el círculo exterior grande el bagua del rey Wen (orden intramundano, Cielo Posterior). Comparándolos, observamos que las alteraciones más preocupantes las han sufrido los trigramas Cielo y Tierra. Como veremos cuando pongamos los trigramas del bagua original en movimiento, es materialmente imposible que ninguna fuerza terrenal ocupe el lugar de los trigramas Cielo y Tierra.
No obstante, en el bagua del Cielo Posterior, el trigrama Fuego ha tomado posición del puesto de lo Creativo del Cielo mientras que el trigrama Agua ocupa el puesto de lo Receptivo de la Tierra. Así que, las fuerzas primordiales que determinan la dirección de los cambios cíclicos a los que la vida está sujeta, han sido suplantadas por las fuerzas que ejercen las funciones del Gobierno y la Administración Pública en el mundo.
Esto seguramente tiene que ver con el hecho de que los sistemas del poder proclaman que lo energético y lo espiritual (es decir: lo Creativo) no es de este mundo. Sin embargo, lo que pasa cuando hacemos caso al “mundo” (del poder), es desastroso tanto para el bienestar mental, emocional y moral del pueblo como para el bienestar gubernamental, material y social del Estado. El bagua del rey Wen muestra las causas de dicho desastre; éstas y la posible interacción entre los trigramas de ambos círculos concéntricos invitan a la reflexión. No obstante, aquí me voy a limitar a reproducir lo fundamental de lo que I Ching dice sobre la usurpación del poder de lo Creativo del Cielo por parte del hombre.


El combate con lo Creativo del Cielo

Del Libro segundo del I Ching (p. 355, § 5) copio uno de los textos más antiguos sobre la secuencia de trigramas en el Cielo Posterior:

Dios se manifiesta al surgir en el signo de lo Suscitativo (Trueno); hace que todo sea pleno en el signo de lo Suave (Viento); deja que las criaturas se perciban mutuamente con la mirada en el signo de lo Adherente (Fuego); hace que mutuamente se sirvan en el signo de lo Receptivo (Tierra); da alegría en el signo de lo Sereno (Lago); lucha en el signo de lo Creativo (Cielo); se afana en el signo de lo Abismal (Agua); los lleva a la consumación en el signo del Aquietamiento (Montaña).

Aquí se relaciona lo Creativo con la lucha y en una interpretación de la escuela de Kung Tse (Confucio) se dice: “El combate en el signo de Lo Creativo” (ver p. 357). Viene así, sin comentario ninguno. Esto es muy chocante, y más si tomamos en consideración lo que el Libro de las Mutaciones mismo dice sobre el combate con lo Creativo.

I Ching se refiere al combate con lo Creativo en la sexta línea del hexagrama 1: Lo Creativo.
Dice así (p. 85):

Al tope un nueve significa:
Dragón soberbio tendrá que arrepentirse.

Cuando alguien pretende ascender tan alto que pierde el contacto directo con el resto de los hombres, se torna solitario y esto, necesariamente, conduce al fracaso. Hay aquí una advertencia contra la ambición titánica que supera las propias fuerzas. Una brusca caída al abismo sería la consecuencia.

En el Libro tercero (p. 475) vienen los siguientes comentarios:

"Dragón soberbio tendrá que arrepentirse.”
¿Qué quiere decir esto?

Dijo el maestro: El que es distinguido sin poseer la posición para ello; el que es elevado sin sostén del pueblo; el que mantiene a las personas capaces en puestos subordinados sin que encuentren apoyo, tendrá que arrepentirse no bien se ponga en movimiento.

“Dragón soberbio tendrá que arrepentirse.”
Todo lo que se lleva hasta el extremo, cae en la desventura.

Soberbia significa que uno sabe cómo avanzar impulsivamente, mas no cómo retirarse; que uno sólo conoce la persistencia mas no la decadencia; que uno sólo sabe algo de la ganancia pero nada de la pérdida.
Sólo el santo es el que sabe cómo avanzar con impulso y cómo retirarse, cómo retener y cómo desistir, sin que se reduzca su recta índole.

Asimismo, en la sexta línea del hexagrama 2: Lo Receptivo, se trata de la lucha con lo Creativo.
Dice así (p. 91):

Al tope un seis significa:
Dragones luchan en la pradera.
Su sangre es negra y amarilla.

En el puesto más alto lo sombrío debería retroceder ante lo luminoso. Si pretende afirmarse en este puesto, que no le cuadra, y en vez de servir pretende dominar, atrae sobre sí la ira de lo fuerte. Se produce una lucha en la cual cae derribado, pero en esa lucha se perjudican sin embargo ambas partes.

En el Libro tercero (p. 483) viene el siguiente comentario:

“Dragones luchan en la pradera”:
 el camino llega a su fin.

El seis al tope trata de aferrarse, a pesar de que la situación de oscuridad ya ha llegado a su fin. En ese momento lo umbrío sale de la zona de indiferencia y se torna positivamente maligno. Por consiguiente, se traba una lucha con la fuerza primaria luminosa que, viniendo desde afuera, se enfrenta con lo oscuro. Es una lucha en la cual ambos elementos se dañan.

Continúa en el bloque: "El bagua en movimiento"

Si perseveramos en la “actitud del noble”, los cambios cíclicos nos renuevan una y otra vez. Renovándonos, nos vitalizamos continuamente y aprendemos las lecciones vitales que enseñan “cómo avanzar con impulso y cómo retirarnos, cómo retener y cómo desistir, sin que se reduzca nuestra recta índole”, como dice el comentario en el Libro tercero (p. 475) que acabamos de ver, refiriéndose al combate del “dragón soberbio” con lo Creativo.
Los cambios cíclicos hacen que, igual que los animales salvajes, tengamos que emplearnos a fondo para acoplarnos a las nuevas condiciones vitales y desarrollar nuestro potencial. Aunque, en el fondo, estos cambios se repiten infinitamente igual que la alternancia día-noche y las cuatro estaciones del año, en la práctica cada cambio vuelve a ser nuevo y significa un reto. El mundo del poder que pretende controlarlo todo, los teme y así nos han educado, con temor a los cambios. Sin embargo, tomar conciencia de la normalidad y regularidad de los cambios cíclicos y conocer los factores inalterables que determinan las características, dificultades y ventajas de cada fase de estos cambios, es tranquilizador e inspirador.
Por eso, dedicamos un nuevo bloque de artículos a los cambios cíclicos que se visualizan en el bagua que hicieron el emperador Fu Hsi y los “santos sabios” que hicieron también la versión arcaica del Libro de la Mutaciones. En el nuevo bloque nos basamos en la sugerencia de que en la antigüedad el bagua era un mecanismo móvil de cuatro coordenadas. Como hemos visto en artículo 10, esto lo sugiere el siguiente párrafo del I Ching (p. 353): “Al entreverarse los signos, es decir cuando se ponen en movimiento, puede comprobarse un movimiento doble: el común, de curso progresivo, que va adicionándose en el transcurso del tiempo y se expande, y un movimiento contrario, regresivo, que se va replegando y contrayendo en el transcurso del tiempo.”
Especialmente mediante los cambios cíclicos, lo Creativo del Cielo ejerce su gran perseverancia. Repitiéndose circunstancias temporales basadas en determinados “nexos universales”, repetimos constantemente determinadas lecciones de vida. Los nexos universales son, en general, las interacciones entre dos de las fuerzas primordiales representadas por los ocho trigramas. Así que, hay 64 (8x8) combinaciones posibles cuyas características se describen en los 64 hexagramas del Libro de las Mutaciones.
Los nexos implicados en los cambios cíclicos no son tantos. Para saber cuáles son, nos guiamos por la secuencia de trigramas dada en el bagua y para conocer las características de las diferentes fases de los cambios que se repiten cíclicamente, basta la información que viene en aquellos hexagramas formados por las coordenadas y fuerzas del bagua que se activan sucesivamente durante los cambios cíclicos.
Como veremos en el siguiente bloque de artículos, I Ching ordena el caos aparente de las circunstancias imprevisibles e incontrolables, aclarando los factores fiables que determinan las condiciones temporales. En los hexagramas correspondientes a determinadas fases de los cambios cíclicos I Ching enseña lo que la vida nos pide y nos ofrece en determinado nexo temporal. Basándonos en esta información, podemos llegar a entender el fondo de cualquier cambio difícil o desconcertante y adoptar la actitud requerida para dejarnos ayudar por las fuerzas naturales.