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5. La Ley del Universo

Publicado el Miércoles, 11 Septiembre 2013
Última actualización en Domingo, 15 Diciembre 2013

En el artículo 4 hemos visto que lo no mutante que constituye el punto de referencia para todo lo mutante, reside en los principios primordiales de lo Creativo y lo Receptivo y la interacción entre ambos. El “uno”, el “dos” y el “Dos” son las referencias no mutantes en las que el equipo de investigación de Fu Hsi se basó para hacer el Libro de las Mutaciones hace más de 4.000 años. Para diseñar la trama enigmática de dicha obra, bastaron dos tipos de trazo (una línea continua y otra partida en dos), 8 combinaciones de 3 de dichos trazos (trigramas) y 64 combinaciones de 2 trigramas (hexagramas).

Sabiendo cómo se comportan el “uno” y el “dos” y cuáles son las normas de la interacción entre ambos (el "Dos"), todo lo demás es cuestión de deducción y observación. El “uno” y el “dos” no son mutables en sí mismos. Son, sin embargo, los únicos causantes de la gran diversidad de situaciones posibles y de la increíble variedad de seres únicos y fenómenos vitales. Por eso, la “medida de Cielo y Tierra” es sencilla. Dicha medida permite, no obstante, reconocer el orden en el aparente caos de la vida. La trama formada por lo Creativo, lo Receptivo, el principio Yin-Yang, las 4 direcciones de movimiento de las fuerzas naturales Trueno, Viento, Agua y Fuego y los 2 estados vitales del planeta Tierra constituye el trasfondo sobre el cual la vida se desarrolla y se hace posible cualquier cambio. 
Por eso, la “medida de Cielo y Tierra” es reconocible en cualquier situación caótica. La trama del trasfondo de cualquier situación es siempre la misma, en el fondo todo funciona siempre de la misma manera, todo tiene su orden y cualquier desorden tiene su causa “mecánica” deducible de la lógica orgánica de dicha trama. Esta lógica es “la causa por la cual es posible enfrentar el destino”, dado que “la realidad está siempre condicionada, determinada por condiciones espacio-temporales,” como dicen los santos sabios que hicieron el Libro de las Mutaciones (ver I Ching: p. 384).

Nuestra condición Receptiva

I Ching habla del hecho de que “los estímulos de lo Creativo afluyen hacia nosotros desde las profundidades de las fuerzas Creativas de nuestro interior”. Aunque se trata de una energía procedente del Cielo y la ley de la gravedad dicta que lo energético sube, resulta que lo Creativo penetra en las profundidades de nuestro ser y que desde ahí se manifiesta subiendo hacia arriba, hacia nuestra conciencia. Por eso intuimos “la medida de Cielo y Tierra” y reconocemos desde pequeños las directrices del Cielo y los valores eternos que nos permiten comportarnos de acuerdo con unas leyes que son comunes en todos los pueblos del planeta, aunque no estén legisladas ni sean respetadas.
I Ching afirma que los estímulos Creativos surgen de nuestro verdadero ser, que es nuestra esencia, y va saliendo a la luz en la medida en la que nos dejemos guiar por las indicaciones de lo Creativo en nuestro fuero interno. “El tiempo y la perseverancia de lo Creativo son los medios para la realización de lo posible.” Paulatinamente, pasito a pasito nos realizamos a lo largo de un camino infinito. “Esto se debe a que el movimiento de lo Creativo se basa en la duración en el tiempo, y más allá del tiempo, de un movimiento que jamás se detiene,” dice I Ching.
La ley del Universo dicta que lo Receptivo de la Tierra se abre a lo Creativo del Cielo, como se visualiza en el bagua donde las líneas discontinuas del trigrama Tierra muestran su apertura hacia las líneas continuas del trigrama Cielo. Luego, “al entregarse y seguir lo Creativo, lo Receptivo posee la capacidad de dar forma a lo espiritual.” Este es el Sentido primero y último del principio Yin-Yang: lo Receptivo se abre a las intenciones de lo Creativo en nuestro interior, se entrega a ellas y se deja guiar por sus indicaciones. Como lo Creativo transforma de modo recto y firme, a ello se debe la facilidad con la que logramos lo duradero,… siempre que el ser humano logre algo duradero.

Nuestro libre albedrío

El principio Yin-Yang dicta que, en todos los ámbitos, la formación material depende de la transformación energética. Es la ley del Universo. Supeditándose la materia a las transformaciones energéticas dirigidas por lo Creativo del Cielo, la materia viva mantiene el equilibrio Yin-Yang por lo que los seres y cualquier otra “viviente manifestación de la energía del Tao” mantienen aquella durabilidad que se traduce en salud.
En cambio: “Si lo Receptivo (la Tierra y, análogamente, cualquier ser vivo) se rebelara y pretendiera dirigir las transformaciones, perdería el camino y crearía tensiones y conflictos entre las fuerzas naturales,” advierte I Ching. A dicha rebelión debemos seguramente las tensiones y conflictos ecológicos que se expresan en el estado vital del planeta causando todo tipo de fenómenos destructivos. Procesos análogos surgen siempre que nos olvidemos de nuestra condición vital Receptiva y pretendamos dirigir, manipular o modificar la vida desoyendo las indicaciones de lo Creativo en nuestro interior.
“Cuando la orientación de la acción concuerda con las leyes universales, conduce a la conquista de lo que se ambiciona. (…) Cuando el rumbo de la acción se opone directamente a las leyes universales, conduce necesariamente a la pérdida” (I Ching p. 376). “Cuando se contemplan los fenómenos entre Cielo y Tierra, la ley del universo aparece sobre los hombres de forma aplastante, con toda su grandeza y su fuerza, y en toda su desconcertante variedad y multiplicidad. Estos fenómenos enseñan los Principios de la creación activa,” afirma I Ching. Es decir: cuando la cooperación entre lo Creativo y lo Receptivo se perturba, aparecen fenómenos destructivos que enseñan principios vitales que deberíamos investigar.
En p. 368 del I Ching, Richard Wilhelm hace este comentario: “Con el despertar de nuestra conciencia nos hallamos colocados en medio de determinadas estructuras referenciales sobremanera poderosas. El problema consiste en elegir el propio punto de referencia de tal modo que coincida enteramente con el punto de referencia del acontecer cósmico universal. Pues sólo entonces nuestro mundo, creado por nuestra decisión, escapará al destino de estrellarse contra las estructuras referenciales en extremo poderosas con las que entonces entraría en conflicto.”

No hace falta estrellarnos para aprender los Principios de la creación activa.
Como dice Richard Wilhelm en la página 369 del I Ching: “En la naturaleza es factible comprobar semejante tendencia hacia el orden.” Mantenemos el orden universal siendo naturales y respetando nuestra condición Receptiva para percibir las indicaciones de lo Creativo. La cultura egoísta que explota al pueblo y al planeta, nos despoja de la inocencia y la confianza; pero podemos recobrarlas tomando conciencia del hecho de que la trama universal es aplicable a cualquier campo. Dicha trama está formada por lo Creativo, lo Receptivo, el principio Yin-Yang, las 4 direcciones de movimiento de las fuerzas naturales Trueno, Viento, Agua y Fuego y los 2 estados vitales del planeta Tierra.
La referida trama constituye el trasfondo de la relación común y la armonía que hay entre macrocosmos y microcosmos. Por eso, en cualquier ámbito del microcosmos que exploremos, se puede reconocer la dinámica determinada por las leyes universales. De todo esto da testimonio la milenaria experiencia de la Medicina Tradicional China. En tiempos muy antiguos los médicos chinos se dieron cuenta de la utilidad práctica de la trama en la que se basa el Libro de las Mutaciones; la adaptaron a sus necesidades y aprendieron a cooperar con la naturaleza para cuidar del equilibrio Yin-Yang que asegura la salud, no sólo del cuerpo sino también de la mente y del alma.

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