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¿Qué hacer para vivir en paz?

Publicado el Miércoles, 25 Abril 2012
Última actualización en Lunes, 28 Abril 2014

Los sentimientos negativos mueven el mundo

El orden del mundo está construido sobre las experiencias humanas, sobre nuestras penas y alegrías, sobre nuestros logros y fracasos, sobre nuestras dudas y certezas, sobre nuestros miedos e inseguridades, sobre nuestras frustraciones y traumas y sobre nuestras creencias y conocimientos acerca de la condición humana.
Desde pequeños exploramos cómo funciona la vida basándonos en las creencias, costumbres y conocimientos de la gente en nuestro entorno, comprobando la validez de los mismos guiándonos por nuestra propia percepción y experiencia y aprendiendo de los conocimientos, exploraciones e investigaciones de otros.
Sin embargo, a menudo nos creemos lo que nos dicen sin preguntárnoslo a nosotros mismos, sobre todo si admiramos al otro o dependemos de él para subsistir. Y si se trata de conclusiones de investigaciones científicas solemos asumirlas sin apenas sentido crítico, ya que suponemos que los científicos desarrollan su trabajo basándose en hechos comprobados y que hacen sus investigaciones con rigor. Pero tampoco todas las conclusiones científicas son fiables.
Anoche escuché por “casualidad” un ejemplo de ello. Antes de irme a la cama puse la tele, estaban poniendo la repetición de un programa de Punset y escuché decir a un científico que estudia el comportamiento humano, que “en realidad” el engaño y el autoengaño son fundamentales para la evolución humana. Había llegado a esta conclusión basándose en la suposición de que la competición y la lucha por el poder determinan la supervivencia y la evolución de las especies.
Aparentemente, una conclusión lógica a no ser que la misma contradiga lo que cualquier ser humano sabe por propia experiencia: el engaño nos duele profundamente, haciendo que perdamos la confianza y se creen sentimientos negativos que frustran nuestro desarrollo; y el autoengaño impide el aprendizaje y, por tanto, la evolución. Cuando debido a nuestros engaños llegamos a engañarnos a nosotros mismos, nos autodestruimos en vez de evolucionar.
Además, resulta que otros científicos han demostrado que no es la especie más fuerte y combativa la que tiene más capacidad de supervivencia sino la especie que mejor sepa adaptarse a las circunstancias cambiantes. Comparando el desarrollo y la evolución de las diversas especies, han visto que las especies que evolucionan con más facilidad y rapidez son las bacterias y los insectos.
Para que nos demos cuenta que vivir en un mundo materialista puede hacer miope a cualquiera y que los principios capitalistas pueden dejarnos ciegos… Creer que el engaño y el autoengaño serían fundamentales para la evolución humana es sólo un ejemplo de cómo el orden del mundo distorsiona nuestra visión. Sin embargo, debido a esta distorsión circulan muchísimas verdades a medias y mentiras interesadas por el mundo. Y basándonos en engaños disfrazados de certidumbres, reproducimos inconscientemente las condiciones vitales que mantienen este orden.

Pero si te ciegas o no, depende únicamente de ti. Tanto para no engañarnos como para investigar y evolucionar debemos curar nuestra miopía y ceguera y tomar conciencia de la condición humana. Nadie es infalible y para explorar y reconocer la condición humana ¿quién mejor que uno mismo? Somos quienes hemos sido e intuimos quienes somos en el fondo. Vale la pena hacer un esfuerzo para liberarnos de las ideas preconcebidas, lavados de cerebro y costumbres que determinan tanto nuestra visión del mundo como las circunstancias que creamos en él.
Los poderes del mundo se sirven del engaño y del miedo para manipular a la humanidad y aprovecharse de su trabajo y, esclavizados por el dolor y el miedo, desarrollamos aún más sentimientos negativos. Y estos no sólo alimentan al ego sino que se convierten, además, en obstáculos que obstruyen la fuente vital de lo Creativo en nuestro interior. Con lo cual se deteriora nuestro sentido crítico, nos hacemos fácilmente manipulables y perdemos nuestro libre albedrío.
No obstante, en la medida en la que nos libramos de nuestros sentimientos negativos, las cadenas de nuestro condicionamiento se van soltando y los obstáculos que obstruyen nuestra fuente interior, se van cayendo. Gracias a dicha experiencia personal aprendemos mucho sobre cómo actúan los sentimientos negativos dentro de uno mismo y qué hacen en el entorno. Quien ha experimentado eso, ve con más claridad cómo los sentimientos negativos mueven el mundo y reconoce que son las consecuencias de esa negatividad las que nos están hundiendo en la miseria.
Los sentimientos de desconfianza de “los mercados”, por ejemplo. Temen no poder subsistir porque parten de la suposición de que para ello tienen que incrementar continuamente las ganancias y la cuota del mercado. Ese temor condiciona también a los gobiernos que tratan a los mercados como padres a un niño mimado, y las consecuencias nefastas de dicho trato son las mismas.
Un niño mimado se cree el centro del mundo y piensa que, para obtener lo que necesita y ser feliz, tiene que dirigir y controlar la vida en su entorno. Sin embargo, como lo que él piensa no es lo que necesita su verdadero ser, se siente cada vez más inseguro e inquieto y se hace cada vez más insatisfecho y caprichoso. De manera que no sólo les hace la vida imposible a los padres y a los compañeros de juego, sino que el niño mismo se encuentra en un laberinto donde se siente cada vez más abandonado, ansioso e infeliz.
Debido al círculo vicioso producido por dicha dinámica, el miedo al dolor determina el curso del mundo y crea unas circunstancias que producen tristeza, inseguridad, insatisfacción, frustración, ansiedad, ira y agresividad. A consecuencia de la dinámica que rige el orden del mundo, a la humanidad le falta la libertad para realizar su verdadero ser y le falta la paz para reflexionar y encontrar la salida del laberinto que le tiene atrapada. Y los sentimientos negativos hacen que no nos fiemos de nadie, ni de nosotros mismos, y que nos enfrentemos a los problemas peleándonos, jugando con cartas trucadas y olvidándonos del amor, de la solidaridad y de la justicia.
Es muy triste ya que, en el fondo, tanto el rico como el pobre, tanto el poderoso como el desamparado, tanto el sinvergüenza como el digno, todos los seres humanos aspiramos a ser libres, a ser felices y a vivir en paz. Pero el orden del mundo obstaculiza la paz y no es más libre él que más poder tiene, ni es más feliz él que más posesiones consigue. Únicamente en la medida en la que vivamos en paz, seremos libres y felices.

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Comentarios   

 
#2 Roberto 28-04-2012 18:32
Encuentro muy interesante lo que comentas acerca de guiarse por los sentimientos positivos, y de cómo abordar los sentimientos negativos cuando aparecen, observando y sin luchar, creo que es una de las mejores maneras con las que cultivar el autoconocimient o y conducirnos a un estado de equilibrio y paz, en consecuencia a disfrutar de un enriquecimiento vivencial, que lejos de fomentar la individualidad y el sufrimiento, conseguirá que nuestras relaciones sean mucho más sanas, sinceras y compasivas con los demás y con nosotros mismos. A su vez, esa conciencia a la hora de reconocer los sentimientos parece una buena práctica a la hora de afrontar, aceptar e incluso cambiar los problemas que nos desequilibran o alteran a diario, ya sean o no, fomentados por nuestros hábitos, estilos de vida, el propio ego o el autoengaño, así como por las circunstancias y adversidades del mundo que solemos decir nos ha tocado vivir.
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#1 Sonia 28-04-2012 13:11
Menudo el tesoro Creativo que tú nos brindas en bandeja, Marian. Gracias¡¡¡ Ya tenemos las claves para sentir e inspirar la paz siguiendo las normas naturales de la vida: receptividad sincera, paciencia generosa y conciencia imparcial. Y el que asimilemos y entendamos la relevancia de ponernos manos a la obra, venciendo las dificultades que nos impone el mundo, parece que vuelve a depender de la misma quietud, confianza y apertura que se requiere para que lo Creativo actúe en nosotros y vivamos de acuerdo a nuestro ser. Si es que el principio yin-yang lo explica TODO, es como el pez que se muerde la cola¡¡¡ Mil gracias de nuevo¡¡¡
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