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¿Qué hacer para vivir en paz?

Publicado el Miércoles, 25 Abril 2012
Última actualización en Lunes, 28 Abril 2014

Unos principios vitales demostrados por la ciencia

Las cosas que se dicen sobre el principio Yin-Yang, nos suelen sonar a creencias esotéricas o filosóficas. En el siglo pasado, sin embargo, se ha revelado en diferentes campos de investigación científica que es cierto que la vida existe debido a una dinámica que la medicina china denomina el “principio Yin-Yang” y, para más inri, la física cuántica ha demostrado que el comportamiento de los átomos depende de la emisión y recepción de ondas electromagnéticas.
De modo que está demostrado que la fuerza energética (lo Creativo, Yang) inspira, dirige y promueve la formación de la materia, como afirma I Ching. Por paradójico que parezca, resulta que se puede ver y comprobar que ninguna materia es estática y duradera sino que, incluso la materia más dura, está compuesta por partículas en movimiento. Además, resulta que el ser humano puede darse cuenta de dicho hecho siempre y cuando aumente su visión, bien mirando por un microscopio o gracias a técnicas de meditación. Al aumentar su visión, observa que cualquier materia (Yin) se modifica bajo la influencia de la energía (Yang).
Con respecto a la materia viva, la bioquímica ha demostrado que la misma está formada por los cuatro bioelementos fundamentales carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno más una pequeña cantidad de trazas de elementos minerales. Con dichos elementos químicos se forman los “ladrillos” de la complicada “arquitectura” de la infinidad de seres vivos diferentes.
Se manifiesta, por ejemplo, que dentro de cualquier materia viva determinados bioelementos se unen para formar los denominados principios inmediatos orgánicos (hidratos de carbono, lípidos y proteínas así como los ácidos nucleicos denominados ADN y ARN). Y tanto fuera de la materia viva como dentro de ella, se forman los denominados principios inmediatos inorgánicos. A saber, el agua (H2O: dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno) y las sales minerales (diversas combinaciones más complejas).
Los principios inmediatos juegan un papel primordial en la generación, el sustento y el desarrollo de los seres vivos. Dichas sustancias, sin embargo, están sometidas a múltiples cambios ya que se transforman continuamente para ejercer las funciones requeridas por el organismo. Estas transformaciones se producen debido a que las uniones moleculares son lábiles y se desintegran fácilmente. Y gracias a que los bioelementos poseen tantos puntos de anclaje como valencias para combinarse con los demás elementos y con otras moléculas, hay una gran cantidad de diferentes combinaciones posibles.
Así que, al observar las reacciones bioquímicas, se concretizan las cosas que la medicina china y I Ching dicen sobre el principio Yin-Yang. Por ejemplo, se entiende que los “valores duraderos de lo Creativo” corresponden a los bioelementos y que lo Receptivo utiliza los mismos una y otra vez para formar todo tipo de cosas sustanciales que, una vez creadas, tendrán que ser entregadas de nuevo al principio Creativo para que puedan transformarse de acuerdo con las necesidades puntuales de la persona. De modo que las reacciones bioquímicas facilitan que reconozcamos la lógica del hecho de que los valores fundamentales permanezcan, aunque lo que hacemos con ellos sea cambiante por definición. Dicho hecho explica, además, que aprendemos, nos superamos y evolucionamos a medida que tomamos conciencia de nuestros valores fundamentales y sabemos reconocerlos y utilizarlos. Asimismo explica que percibimos que, en el fondo, somos iguales y compartimos determinados intereses comunes.
Y este hecho, a su vez, explica por qué no creamos un caos cuando nos guiamos por nuestros valores individuales sino que, muy al contrario, se manifiesta que precisamente cuando respetamos la unicidad de nuestro ser, aportamos nuestros dones a la comunidad y sabemos respetar a los demás.
Sorprendentemente, dichas lecciones de la vida se explican, además, por hechos revelados gracias a determinadas investigaciones científicas. Así, entre muchas otras cosas reveladoras, se ha descubierto que todos los seres vivos comparten en su interior una organización común y una bioquímica común: desde las moléculas sencillas hasta las moléculas más largas y complejas que existen (el ADN y su mensajero el ARN), todas ellas son casi las mismas en todos los casos. Sorprende que incluso el ADN que determina las propiedades específicas de las diferentes especies, varíe muy poco tratándose de un ser humano, un insecto o un árbol.

De manera que ya no parece inadmisible creer que todo en la vida funcione de un modo análogo y que el microcosmos sea un fiel reflejo del macrocosmos, como afirman las filosofías orientales. Al contrario, parece muy verosímil suponer que el orden natural de la Vida es coherente y que seremos capaces de descubrir cuáles son las leyes universales en qué apoyarnos para inducir, dirigir y salvaguardar un orden saludable en el mundo.

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Comentarios   

 
#2 Roberto 28-04-2012 18:32
Encuentro muy interesante lo que comentas acerca de guiarse por los sentimientos positivos, y de cómo abordar los sentimientos negativos cuando aparecen, observando y sin luchar, creo que es una de las mejores maneras con las que cultivar el autoconocimient o y conducirnos a un estado de equilibrio y paz, en consecuencia a disfrutar de un enriquecimiento vivencial, que lejos de fomentar la individualidad y el sufrimiento, conseguirá que nuestras relaciones sean mucho más sanas, sinceras y compasivas con los demás y con nosotros mismos. A su vez, esa conciencia a la hora de reconocer los sentimientos parece una buena práctica a la hora de afrontar, aceptar e incluso cambiar los problemas que nos desequilibran o alteran a diario, ya sean o no, fomentados por nuestros hábitos, estilos de vida, el propio ego o el autoengaño, así como por las circunstancias y adversidades del mundo que solemos decir nos ha tocado vivir.
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#1 Sonia 28-04-2012 13:11
Menudo el tesoro Creativo que tú nos brindas en bandeja, Marian. Gracias¡¡¡ Ya tenemos las claves para sentir e inspirar la paz siguiendo las normas naturales de la vida: receptividad sincera, paciencia generosa y conciencia imparcial. Y el que asimilemos y entendamos la relevancia de ponernos manos a la obra, venciendo las dificultades que nos impone el mundo, parece que vuelve a depender de la misma quietud, confianza y apertura que se requiere para que lo Creativo actúe en nosotros y vivamos de acuerdo a nuestro ser. Si es que el principio yin-yang lo explica TODO, es como el pez que se muerde la cola¡¡¡ Mil gracias de nuevo¡¡¡
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