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Pongamos el bagua en movimiento

Publicado el Sábado, 10 Mayo 2014
Última actualización en Martes, 15 Marzo 2016

Las fuerzas naturales mantienen el equilibrio vital

espiraltiempo-geologicoI Ching subraya que el Cielo (lo Creativo) y la Tierra (lo Receptivo) son fuerzas energéticas y eternas que determinan la condición existencial y espiritual de los seres vivos. Para lograrlo, “lo Creativo obra el dominio, lo Receptivo obra la conservación”. Sus apariencias y expresiones temporales se manifiestan en los estados Lago y Montaña del Elemento Tierra donde “el Aquietamiento (Montaña) obra la detención y lo Sereno (Lago) obra el regocijo”. Así que, la coordenada Cielo-Tierra determina nuestro ser y la coordenada Lago-Montaña corresponde a nuestro estar.
La interacción entre las fuerzas activas produce los cambios cíclicos que regulan la temperatura y la humedad en el planeta Tierra y permiten el despliegue y la evolución de la vida. Las fuerzas activas son las fuerzas naturales Trueno, Viento, Agua y Fuego. Es decir, los Elementos Metal (suelo, minerales, energía eléctrica), Madera (viento, vegetación, vida orgánica), Agua (agua, simientes de vida y humedecimiento) y Fuego (calor y luz) son las fuerzas que actúan activamente en lo temporal haciendo posible que lo eterno se manifieste de forma temporal en la materia viva.
La Espiral del Tiempo Geológico (en la imagen) muestra de forma didáctica el carácter temporal de los estados Lago y Montaña que se han ido desarrollando en la Tierra. Está diseñada por Joseph Graham, William Newman y John Stacy para mostrar las diversas eras y épocas geológicas (versión publicada por USGS: U.S. Geological Survey).

Interactuando entre sí, las fuerzas naturales generan un delicado equilibrio vital que es el origen de una biosfera autorregeneradora capaz de crear una inmensa biodiversidad de seres que viven en un ambiente de complejas interdependencias y cambios constantes que son regulados por las fuerzas naturales mediante cambios cíclicos que se manifiestan en los estados vitales Lago y Montaña del Elemento Tierra.
En la vida humana son también los cambios cíclicos los que mantienen la unión de nuestras fuerzas Creativas (Cielo) y Receptivas (Tierra). Nos regulamos, nos renovamos y mantenemos nuestra vitalidad gracias a los cambios generados por las fuerzas de la naturaleza. Como hemos visto (art. 10), nuestras vivencias y experiencias en el ciclo expansivo crean determinados procesos naturales cuyos efectos se manifiestan en el estado Lago (frutos del pasado). Durante el ciclo retrospectivo, siempre que nos paremos en el estado Montaña, los procesos naturales hacen que nos consultemos interiormente y extraemos la esencia de lo vivido, asegurándose así nuestra regeneración y dando lugar a nuestro desarrollo y evolución (semillas del futuro).
Igual que en el reino vegetal, las fuerzas naturales Agua, Fuego, Trueno y Viento nos aportan en sentido figurativo (ver Dinámica Vital, art. 5) las corrientes de agua, calor, energía y nutrientes para echar raíces, crecer, formarnos, desarrollarnos y crear las condiciones de vida que proporcionan el cobijo y el sustento necesarios para que florezcamos y nuestras vidas den sus frutos y semillas.

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