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La función del motor económico (Pulmón)

Publicado el Martes, 11 Noviembre 2014
Última actualización en Jueves, 04 Diciembre 2014

La circulación del dinero (liquidez)

La energía que se produce gracias a las interacciones entre el polo positivo (lo Creativo) y negativo (lo Receptivo) de los diferentes electrolitos, juega además un papel vital en la circulación de los líquidos orgánicos (agua, sangre, linfa) cuyas vías posibilitan la interconexión entre todas las funciones orgánicas. Siempre que los órganos correspondientes a los Cinco Elementos ejercen sus funciones adecuadamente, los líquidos orgánicos permiten que el cuerpo disponga de las sustancias y de la fluidez necesaria para mantener la cohesión.
Al contrario de lo que ocurre en el cuerpo, en el mundo las aportaciones del sector “Pulmón” no circulan libremente. Este sector va por libre, pero no es consciente que, como dice I Ching, “el fundamento de la convivencia ha de ser la mayor libertad posible y el mayor beneficio posible para todos”. Su propio sentido de la justicia es muy débil y, como los demás sectores apenas son conscientes de su misión en la sociedad, estos tampoco exigen al sector “Pulmón” regirse por criterios justos.
En el mundo, el sector “Riñón” no filtra la “sangre” por lo que, por un lado, el dinero se acumula y, por otro, falta liquidez para subsistir. El sector “Hígado” es apenas consciente del valor esencial (ATP) de sus aportaciones naturales para la economía (extracción de la esencia de las cosas, investigación, enseñanza, sanidad, artes, cultura,…), por lo que no reivindica su valía, dejándose manipular y oprimir por los criterios del poder y la falta de dinero. Debido a la falta de lo equivalente a “proteínas plasmáticas (valores éticos) procedentes del hígado”, el sector “Corazón” despilfarra el dinero en vez de administrarlo obedeciendo criterios duraderos y fiables que fomentan que ese dinero sea propicio a todos los seres.
Por todo ello, el sector “Bazo” pierde mucha energía y motivación, luchando por sobrevivir. En general, la humanidad se siente bastante frustrada y cabreada, siendo incapaz de realizar su verdadero ser dedicándose a su misión en el mundo: aportar “Qi de Bazo” para regenerar la vida humana, alimentando la sociedad con su trabajo y renovando los “líquidos corporales” en el medio interno del mundo.

El sector “Pulmón” usurpa las funciones del sector “Riñón”

Al depender el contenido de su “Qi” de circunstancias cambiantes, el sector “Pulmón” es muy proclive al estrés y a la desconfianza. En el cuerpo, el contenido cambiante del Qi de Pulmón no es razón de inseguridad dado que el Riñón (gobierno) ordena las proporciones de electrolitos, ejerciendo la función renal. Gracias a ello, las células en el medio interno del cuerpo tienen la subsistencia garantizada, siempre que el Elemento Tierra (humanidad, responsabilidad individual, digestión y asimilación de vivencias) aporte los alimentos y la bebida y cumpla con sus funciones digestivas, manteniéndose en el centro de las aportaciones e influencias de las fuerzas activas del Tao.
En cambio, en el mundo el sector “Pulmón” y los seres individuales (Bazo) inventan sistemas económicos para controlar el “Qi de Pulmón”, aunque estos intentos están destinados al fracaso porque ese “Qi” contiene, por naturaleza, una cantidad variable de electrolitos. Es imposible controlar las circunstancias, sólo los criterios duraderos del “Riñón” pueden poner orden en el desbarajuste de electrolitos que determinan la efectividad del “Qi de Pulmón”.
Sin embargo, de forma artificial intentamos poner orden ahí donde el desorden es lo natural. A consecuencia de esta lucha contra la naturaleza, vulneramos incluso las normas de justicia y sentido común que sí se rigen por el Elemento Metal, intentando cambiar las circunstancias mediante el abuso de poder, luchas de interés partidista, pronósticos teóricos, especulación, ingeniería financiera, etc.
Tanto en el ámbito personal como en el ámbito laboral, el ser humano se desequilibra si no ordena las cosas guiado por lo Creativo del Elemento Agua. Si la falta de seguridad existencial hace que busquemos la solución en intentar cambiar las circunstancias a la fuerza, las circunstancias nos superarán siempre por lo que nos sentiremos cada vez más inseguros. Intentando controlar las circunstancias que son cambiantes por naturaleza, nos descentramos por lo que el Elemento Tierra se aparta de la dinámica natural del Ciclo Cosmológico y entramos en la espiral de círculos viciosos (ver Dinámica vital, art. 8).

disposicion pentagonal

El Elemento Tierra descentrado

En la medida en la que al ser humano le falta seguridad y confianza en la vida, quiere controlar al mundo. Pero intentando controlar los cambios circunstanciales a los que la vida está sujeta, intervenimos en los procesos naturales de las cosas haciendo uso de la fuerza, y vulneramos las características “Metal” de la naturaleza humana que se manifiestan mediante la sensibilidad y el sentido de la justicia. La vida enseña que interviniendo en la dinámica natural, se distorsionan las cosas por lo que conseguimos lo contrario de lo que buscamos. En vez de lograr controlar las circunstancias de la vida, experimentamos que el mundo se vuelve incontrolable.
I Ching explica cómo deberíamos afrontar las circunstancias inseguras y difíciles. En el hexagrama (nº 51) correspondiente al Elemento Metal (Trueno), advierte que la conmoción del Trueno no debería hacer que perdamos la calma (“¡ju, ju!”). Perdiendo la calma se perturba nuestra condición vital Receptiva por lo que nos descentramos automáticamente. Por eso, intentando controlar la situación movidos por inseguridad y miedo, provocamos que se obstruya nuestra conexión interior con las indicaciones de lo Creativo (Riñón) que sabe ordenar las cosas de tal manera que superamos los problemas (“¡ja, ja!”).

Al perder la calma y dejándose llevar por la inseguridad, el sector “Pulmón” del mundo intenta controlar la vida de los demás (“Bazo”) hasta llegar a dirigir y determinar el trabajo de los sectores “Riñón”, “Hígado” y “Corazón”. Pero, igual a lo que sucede en el cuerpo, si la dirección (“Riñón”) de cualquier empresa o institución deja pasar el embrollo de “electrolitos” sin poner orden, no se determinan las proporciones adecuadas para el equilibrio fisiológico por lo que el “plasma del Corazón” (sector ejecutivo) desequilibra las condiciones vitales en el medio interno de esa empresa, en vez de renovar, drenar y energizar los “líquidos corporales” que abastecen a las “células” (trabajadores).
En consecuencia, ocurre lo que ocurriría bajo estas circunstancias en el cuerpo: El desbarajuste de “electrolitos” impide que las “células” (trabajadores) encuentren lo que necesitan para nutrirse y hacer su trabajo. En consecuencia, las “células” se desmadran, el organismo no cumple con sus funciones y el “cuerpo” pierde la cohesión vital inherente a la vida orgánica.
Si, además, el sector “Hígado” no está en condiciones de elaborar o de suministrar “todo lo bello”, las “células” no pueden satisfacer sus necesidades elementales ni renovar sus valores esenciales por lo que disminuye inexorablemente su capacidad de cumplir con sus funciones. Recordemos a lo que se refiere I Ching con “promover la cooperación de todo lo bello”: “Como método para la unificación de los seres individuales surge la moral en las costumbres. Nada liga a los hombres más firmemente que fuertes costumbres morales, que obtienen su observancia gracias al hecho de que cada miembro de la sociedad vea en ellas lo bello, lo digno de ambicionarse y de alcanzar. Allí donde se logra formar nexos de costumbres morales destinados a que cada cual se sienta cómodo, resulta muy fácil procurar la unión y la organización de las masas.”

Analogías con procesos patológicos en el cuerpo

Conociendo los procesos normales gracias a la fisiología, los procesos patológicos concretizan las causas de los conflictos y luchas de poder que surgen cuando entregamos el mando de nuestras vidas al sector “Pulmón”. Si aceptamos los criterios circunstanciales del dinero sin pasarlos por la criba del sentido de la justicia y vivimos sin interiorizar nuestras vivencias, es imposible ordenar los “electrolitos” a conciencia y recibir la ayuda de lo Creativo, por lo que se produce un estado patológico análogo a lo que sucedería en el cuerpo.
Si el Pulmón no discerniera entre lo valioso para el organismo y lo nocivo, envenenaría el organismo con agua contaminada. Si el Riñón no recibiera las aportaciones del Pulmón para filtrarlas de acuerdo con las necesidades naturales y vitales de las células en el medio interno, se generarían automáticamente bloqueos en las vías de paso del agua por lo que se obstruiría la circulación y la renovación de los líquidos corporales que abastecen a los trabajadores del organismo, las células.
Veamos globalmente cómo se manifiesta en el cuerpo el principio desencadenante de procesos patológicos causados por la debilidad del Pulmón (inseguridad existencial). Este principio es: obstáculos en las vías de paso del agua. Cuando hay una invasión de agentes patógenos, se obstaculizan las vías del agua en el origen por lo que la primera línea del sistema inmunitario entra en acción, bien produciendo estreñimiento o diarreas debido al funcionamiento deficiente del intestino grueso, ó produciendo resfriados, mucosidades e infecciones de las vías respiratorias. Tanto el desperdicio de agua y electrolitos (diarrea y rinitis) como su estancamiento, producen impedimentos que afectan a la circulación del Qi de Pulmón y pueden generar carencia energética e infecciones (conflictos) en las vías respiratorias y digestivas.  
Cuando el sistema defensivo del Pulmón no resuelve los impedimentos, éstos se interiorizan y afectan al funcionamiento orgánico. Si afecta a las funciones del Hígado, el Qi de Hígado se estanca, obstruyéndose así el metabolismo orgánico por lo que el organismo va a padecer diversos grados de desnutrición (frustración), estrés y golpes de “Viento” (ira y agresividad). A medida que se obstruye el metabolismo, se bloquean las vías de paso del agua en el medio interno por lo que la deficiencia metabólica afecta también a otros órganos, en cuya área de acción se va a extender la obstrucción en la circulación de los líquidos corporales, por lo que se generaliza la tendencia a generar bloqueos e infecciones, las cuales pueden llegar a producir “Calor Tóxico”. Localmente, se crean focos de calor que causan condensación de agua y acumulación de materia de desecho por lo que se generan infecciones (conflictos), pus (negatividad) y fiebre (luchas) y, a la larga, pueden producirse masas y quistes para aislar los focos de infección. No obstante, estas masas pueden llegar a vivir su propia vida a costa del organismo incitando a la formación de células cancerígenas, células que crecen excesivamente apropiándose de los nutrientes de las células sanas.

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