Buena pregunta, Fran, y gracias por animar así la reflexión.
Antes que nada, yo creo que lo de “bueno” o “malo” depende de la intención. Se puede pedir perdón por muchas razones, por ejemplo, para calmar los ánimos del otro sin haber reconocido tu error, para no pensar más en el asunto, por cortesía, etc. En dichos casos, el pedir perdón no es ni bueno ni malo sino intranscendente ya que no aporta nada constructivo ni negativo.
Si definimos “bueno” como “constructivo”, es más fácil determinar si es beneficioso o no. Entonces, la respuesta cae por su propio peso. El verdadero valor del perdón consiste en darse cuenta del error y remendar el fallo. Esto lo hacemos desde nuestro interior, es un proceso de toma de conciencia y de auto-regulación. Al salir de dicho proceso, creo que todo el mundo siente haberse equivocado, pero experimentando al mismo tiempo que la vida te ha enseñado una lección que agradeces. En este caso lo que surge espontáneamente de nuestro interior no es pedir perdón sino reconocer que hemos obrado mal e intentar reparar los daños.
Si se trata de un proceso de toma de conciencia, creo que nadie tiene la necesidad de perdonarse algo o de pedir perdón, sino de reconocer su error y manifestar su cambio de actitud con hechos. Creo que, en realidad, la necesidad de pedir perdón está casi siempre relacionada con la culpa y con el ego. En tal caso el pedir perdón es destructivo porque obstruye el trato igualitario de respeto mutuo, es algo que forma parte de las relaciones del poder en las que aprendemos por medio de castigos y premios, en vez de por la toma de conciencia.
En las relaciones autoritarias se nos pide ser perfectos (a los ojos del otro), se nos juzga y nos juzgamos a nosotros mismos sintiéndonos inferiores. Luego, provocamos así luchas de poder en las cuales es fácil que el ego tome el mando. En las luchas de poder tienen que haber “ganadores” y “perdedores” por lo que uno de los dos tiene que ceder y pedir perdón bajando la cabeza ante el otro, aunque sea sólo en apariencia. Y cuánto más importancia demos a las apariencias, más vacía, insincera, engañosa y compleja se hará la convivencia.
La vida y las relaciones no son luchas de poder sino terrenos de juego en los que vamos descubriendo cómo somos y cómo es la vida. Si buscamos ser felices y desarrollar nuestros dones, exploramos nuestras potencialidades y nos ponemos a prueba retándonos y afrontando las dificultades. Entonces sabemos que no somos ni podemos ser perfectos, dado que estamos constantemente aprendiendo de la vida.
Conscientes de que la vida es un proceso de aprendizaje sabemos que equivocarse, errar y hacerse daño es tan necesario como perder el equilibrio, tropezar y caerse cuando aprendimos a andar. Pedir perdón por esta ley de vida, no tiene sentido. Otra cosa es, que para poder aprender de la vida hace falta saber reconocer nuestras limitaciones y que para superar éstas es importante no avergonzarnos de nuestros errores, faltas y dificultades sino reconocerlas con la intención de deshacernos de ellas.
¿Qué pensáis vosotros? ¿Qué sientes cuando pides perdón? ¿En qué tipo de relaciones pides perdón y en cuáles no? ¿En qué situaciones quieres que te pidan perdón? ¿Cómo te sientes después?
Ojalá os animéis, sería interesante e instructivo utilizar el foro para compartir vuestras experiencias, reflexiones y opiniones sobre el perdón. (Para dejar un comentario, hace falta entrar como usuario.)
Un abrazo y gracias de antemano por compartir.