Imprimir

La función reguladora de comprometerse (Linfa)

Publicado el Martes, 12 Febrero 2013
Última actualización en Miércoles, 18 Marzo 2020

Introducción

Como hemos visto al final del artículo anterior, los órganos que se encargan en el cuerpo de la Administración Pública (Corazón) y del Gobierno (Riñón), necesitan la linfa para ser capaces de nutrir el organismo y para renovarse mutuamente. La fisiología describe cómo la linfa regula el intercambio entre el plasma sanguíneo y los líquidos corporales, y enseña que se consiguen así tres objetivos inmediatos: la nutrición celular, el drenaje del medio interno y el mantenimiento de la liquidez de la sangre. Dicho mecanismo fisiológico es un claro ejemplo del principio vital de la complementariedad en la que la consecución de los propios intereses vitales sirve al bienestar común. Al estudiar las funciones de la linfa, se revela que sabemos y necesitamos ejercer dichas funciones por naturaleza y que el orden del mundo hace que intentemos impedírnoslo a la fuerza.

La fisiología enseña que la linfa regula el intercambio entre las dos clases de líquidos que circulan en el organismo, al recoger las fracciones proteicas del medio interno. Asimismo demuestra que dicha labor y la del retorno de las proteínas a la sangre son funciones esenciales para la supervivencia del organismo. De modo que, sabiendo a qué corresponden las proteínas en la vida humana y conociendo sus funciones en el organismo, se intuye de antemano que la labor de la linfa enseña lo que es esencial para preservar y defender la dignidad humana en el mundo. 
Gracias a las investigaciones en el campo de la fisiología sabemos que las diferentes agrupaciones proteicas forman parte de la estructura básica de los tejidos y dan a la materia viva su capacidad de formación, transformación, regulación, protección, regeneración y desarrollo. Y como las proteínas se forman a base de aminoácidos y estos corresponden a los valores humanos elementales, el mecanismo de intercambio entre el plasma sanguíneo y los líquidos en el medio interno demuestra que para regular el intercambio entre la liquidez del Estado y la liquidez generada por el trabajo de la gente, es esencial que en la sociedad recojamos los valores del pueblo y que la Administración Pública acoja estos valores en su seno.

Los valores elementales  

La fisiología del intercambio entre el plasma sanguíneo y los líquidos corporales demuestra que olvidándose de los criterios humanos, es imposible que la sociedad funcione y el pueblo se nutra. Es imposible porque al fallar la función de la linfa, falla automáticamente el intercambio entre el “plasma nutritivo” gestionado por la Administración Pública y los “líquidos” que se generan en la sociedad.
Además, la fisiología del mecanismo de dicho intercambio explica por qué la política de la Comunidad Europea no sirve en absoluto para recuperar la liquidez del Estado. Dado que la dinámica natural dicta que si la linfa no cumple con su misión, el plasma sale continuamente de los vasos sanguíneos y se impide la entrada de líquidos procedentes del medio interno, es lógico y comprensible que estemos asistiendo a una situación en la que parece imposible suplir la pérdida de liquidez de la Administración Pública, cuya misión es la del sistema sanguíneo: la administración del bien común en el organismo.
Hoy en día estamos sufriendo de una forma tan brutal las consecuencias de la gestión errónea del bien común, que cada vez más gente se da cuenta de la cruda realidad del mecanismo natural que la fisiología explica: Si la linfa no ejerce su función, el sistema sanguíneo pierde liquidez y los líquidos corporales no se drenan por lo que el medio interno del organismo se llena de agua contaminada y el plasma nutritivo se desperdicia. A consecuencia de eso, las células, en vez de dedicarse a sus labores en los diferentes tejidos, órganos y sistemas funcionales del organismo, tienen que luchar por sobrevivir y no ahogarse por lo que la salud del cuerpo se deteriora inevitablemente.

Así que, la doctrina del orden establecido que dice que hay que sufrir para ganarse la vida y que antes de cuidar del bienestar hay que superar el déficit, es un grave error. El mecanismo natural de la interacción saludable entre los órganos en el eje vertical del Ciclo Cosmológico muestra que siempre que la persona se alimente adecuadamente y la linfa cuide del bienestar en el medio interno, las células encontrarán a su alrededor todo lo que puedan necesitar para hacer sus labores. Y siempre que las células se dediquen a su misión en el cuerpo, los órganos vitales en el eje horizontal producirán automáticamente todo lo que hace falta para que todos los tejidos, órganos y sistemas del organismo funcionen regenerándose, vitalizándose y desarrollándose.

Ciclo cosmologico de la complementariedad
El orden de la Vida es así de generoso y bien “pensado”. Por eso, una persona consciente de su valía que sabe preservar y defender sus valores, experimenta que suele tener la “suerte” de que la Vida le proporcione siempre lo que necesita para vivir.
Dicha suerte la puede encontrar, igualmente, un pueblo consciente de su valía personal que defiende las cosas válidas y valiosas en la vida. Siempre y cuando el pueblo haga en la sociedad lo que hace la linfa en el cuerpo, ocurrirá por analogía lo siguiente:
- Se drenará el ambiente en el Estado por lo que se descubrirá, se corregirá y se evitará la corrupción.
- Sin corrupción, la Administración Pública dejará de perder liquidez y podrá dedicarse a su misión de satisfacer las necesidades de los tejidos sociales, laborales y productivos de la sociedad.
- Administrándose el bien común como es debido, el pueblo tendrá sus necesidades vitales primarias cubiertas y encontrará lo que necesita para vivir y trabajar con dignidad, por lo que los trabajadores darán lo mejor de sí, igual que las células.

Cómo y por qué la linfa consigue semejante dicha, lo veremos cuando tratemos con más detenimiento la fisiología del intercambio entre el plasma sanguíneo y los líquidos corporales. Aquí me limito a señalar que nuestra labor “linfática” consiste, análogamente, en lo siguiente:
- Moverse a conciencia para recoger los valores y criterios humanos en el entorno social, laboral y productivo.
- Entregar los mismos al “sistema sanguíneo”, es decir, compartirlos con los demás.
- Asimismo, recoger los problemas e indicios de posibles anomalías nocivas y perjudiciales.
- Llevar los problemas e indicios de anomalías a los “ganglios linfáticos” para investigarlos y averiguar la forma de solucionar los problemas y combatir las anomalías.
- Elaborar los remedios idóneos para detectar los síntomas y combatir las causas de anomalías en el medio interno de la sociedad.
- Poner manos a la obra para sanear el ambiente y mantenerlo saneado al preservar y defender en todo momento los valores y criterios humanos.

Llama la atención que en España se comenzó a hacer precisamente esto durante y después de las movilizaciones del 15 M y que entonces mucha gente descubrió que no estaban solos sino que compartían los mismos valores vitales.
Comparando dicha movilización del pueblo con lo que la linfa hace para mantener el equilibrio vital en el medio interno del cuerpo, uno se da cuenta de la sabiduría innata que poseemos, si tomamos en serio lo que verdaderamente sentimos y nos guiamos por dignidad e intuición, en vez de por el miedo y la desconfianza que los sistemas del poder nos han inculcado desde siempre.  
Pero que no ocurra lo que pasa siempre después de un levantamiento espontáneo del pueblo, que no nos cansemos, ni nos desesperemos, ni nos ofendamos, ni entremos en luchas de poder,… Por más que el poder del mundo lo llame desorden, disturbios, rebeldía, anarquía, sublevación o insurrección, la fisiología enseña que ejercer la función linfática es responsabilidad del pueblo y que dicha función es esencial para mantener el orden vital en el organismo. Si este orden es beneficioso para el Gobierno y la Administración del cuerpo, tampoco las distintas clases directivas y ejecutivas del mundo deberían preocuparse sino prestar atención y cooperar con las justas reclamaciones del pueblo.
Para superar la desconfianza, vencer la inseguridad y ver con claridad, la fisiología es de gran ayuda. Con respecto a la función “linfática” del pueblo, la fisiología aclara e ilustra de una manera muy gráfica y reconocible los efectos naturales de la labor linfática para el conjunto de la sociedad. Tomar conciencia del hecho de que dichos efectos son beneficiosos para todos, da argumentos imparciales que aportan seguridad y sirven de ayuda para hacernos más perseverantes y constantes. Así que, vamos a ver qué es la linfa, qué funciones tiene y qué efectos tiene su actuación para el funcionamiento del organismo.


¿Qué es la linfa?  

Al recoger del medio interno del organismo lo valioso (proteínas) y lo nocivo (toxinas y bacterias), la linfa hace que el agua en el interior del cuerpo fluya libremente, los líquidos corporales se drenen y las células se nutran. Y puesto que todo en la vida funciona de una forma análoga, los datos que conocemos sobre la linfa “material” dan indicaciones para desentrañar las características de lo que podríamos llamar “linfa espiritual”. Daré aquí los datos más significativos para su aplicación a la organización de la convivencia humana, pero se puede encontrar más información sobre el sistema linfático en libros de fisiología, como por ejemplo el “Tratado de Fisiología Médica” (capítulo 16).
La linfa es un producto de la digestión y las únicas células (trabajadores) que contiene son los glóbulos blancos procedentes de los ganglios linfáticos (sistema defensivo). La base de la linfa la forman el agua y los ácidos grasos de cadena larga. Deriva del líquido “intersticial” (de los tejidos) que penetra en los capilares linfáticos. Por tanto, la linfa, cuando fluye al principio procedente de cada tejido, tiene casi la misma composición que el líquido intersticial. 
Este líquido es extremadamente importante porque las sustancias voluminosas, como las proteínas, no pueden reabsorberse de los tejidos de otra forma, ya que las “puertas” de los capilares del sistema venoso son demasiado estrechas. E incluso las partículas grandes como las bacterias pueden encontrar su camino a través de las “puertas” más anchas de los capilares linfáticos y penetrar en la linfa para ser llevadas a los ganglios linfáticos donde se destruye lo malo conocido mientras que células súper inteligentes (linfocitos B y T) investigan las sustancias e intrusos desconocidos a fin de desarrollar estrategias y sintetizar proteínas específicas (“anticuerpos”) para combatir invasiones de microorganismos perjudiciales.

Muy significativo es también, que las proteínas son compuestos de aminoácidos y que los mismos están formados por cuatro bioelementos fundamentales y un grupo variable según el cual se distinguen los 20 tipos de aminoácidos. Dichos bioelementos son carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, las sustancias más elementales de la vida terrestre. Por eso, los aminoácidos son las “herramientas” idóneas para adaptarse con garantía a las condiciones vitales en el planeta Tierra.
Los aminoácidos son los “ladrillos de los edificios” moleculares proteicos y como dichas moléculas se desintegran con facilidad, los aminoácidos se utilizan y se vuelven a utilizar continuamente para crear una infinidad de compuestos diferentes que poseen una gran diversidad de propiedades distintas (proteínas estructurales, de transporte, catalíticas, hormonales, de defensa, etc.) y desempeñan una infinidad de funciones diferenciadas en el organismo.
Debido a las funciones y aportaciones diferenciadas de los distintos órganos, hay grandes diferencias en la permeabilidad de los sistemas capilares en tejidos diferentes por lo que la concentración de proteínas en el líquido intersticial de los distintos tejidos varía mucho (ver Tratado de Fisiología pp. 207 y 208). Por ejemplo, la concentración de proteínas es muy baja en el cerebro (¡!) y en el líquido intersticial del músculo (1,5 g/dl), moderada en el tejido subcutáneo (2 g/dl), elevada en el intestino (3 a 4 g/dl) y muy elevada en el hígado (hasta 6 g/dl) y en el glomérulo renal (filtración de la sangre).
El sistema linfático es también una de las principales vías de absorción de nutrientes del aparato digestivo, siendo el responsable principal de la absorción de los lípidos (que forman, entre otros, el ingrediente base de la linfa, los ácidos grasos). Finalmente, casi toda la linfa va a parar al conducto torácico y se vierte en el sistema venoso. Y dado que alrededor de las dos terceras partes de la totalidad de linfa del organismo proceden normalmente del hígado y de los intestinos, la concentración proteica de la linfa torácica, que es una mezcla procedente de todas las áreas del cuerpo, es de 3 a 5 g/dl.
Así que, análogamente, la concentración de valores elementales (aminoácidos) y criterios humanos (proteínas) será también elevada en cualquier comunidad en que los miembros se comprometen recogiendo y compartiendo dichos valores y criterios. Y como los alimentos son análogos a las vivencias, y la digestión de los mismos determina la calidad de la linfa, la “linfa” que se produzca en cualquier tipo de comunidad humana, está relacionada con las lecciones que sus miembros han aprendido de sus vivencias y la experiencia que han adquirido en su profesión.


La regulación del intercambio entre el plasma y los líquidos corporales

La linfa constituye el nexo de unión que posibilita la interacción entre la labor directiva y ejecutiva en el eje vertical del Ciclo Cosmológico y la labor metabólica, funcional y productiva en el eje horizontal. Y al conocer la función de la linfa en el cuerpo y observar su labor y los efectos de la misma, se hace evidente que nuestra necesidad imperiosa de libertad y autodeterminación no tiene nada que ver con intereses egoístas o partidistas sino que dicha necesidad, muy al contrario, sirve al interés común del organismo, su supervivencia. Hasta tal punto es así, que la fisiología llama la atención sobre el hecho de que el retorno de las proteínas del medio interno a la sangre es una función esencial, sin la cual moriríamos en un plazo de 24 horas (p. 207 del “Tratado de Fisiología Médica” de Guyton).

La fisiología global de la medicina china destaca que la vida existe debido a cuatro direcciones de movimiento. Son los movimientos de arriba-abajo y abajo-arriba que hacen circular los líquidos corporales y la sangre en el eje vertical del Ciclo Cosmológico (línea azul), y los movimientos de izquierda-derecha y derecha-izquierda en el eje horizontal (línea verde) que son imprescindibles para el metabolismo que renueva los líquidos y los nutrientes que mantienen la vitalidad del cuerpo.
Los movimientos de arriba-abajo y abajo-arriba posibilitan la dinámica Yin-Yang primordial entre los Elementos Agua y Fuego que produce la circulación de la sangre y los líquidos corporales. Y los movimientos de izquierda-derecha y derecha-izquierda posibilitan la dinámica Yin-Yang primordial de la entrada y salida entre los Elementos Madera y Metal que es imprescindible para el metabolismo que sostiene la vida.
La dinámica de entrada-salida sostiene la vida al posibilitar la inspiración que aporta oxígeno, y la espiración que exhala dióxido de carbono. Asimismo, dicho movimiento posibilita la entrada en las células y en los tejidos, órganos y sistemas y la salida de los mismos. Y se observa la misma dinámica vital en todos los procesos metabólicos, desde la formación y transformación molecular hasta en la función del dar y recibir en las relaciones humanas.

Según I Ching, la cohesión de la dinámica circulatoria en el eje vertical se debe a la posición centrada del Elemento Tierra. Además, al estar la Tierra centrada, se mantiene la cohesión de la dinámica de entrada-salida en el eje horizontal y asimismo se mantiene así la cohesión entre la circulación y el metabolismo. Es decir, mantenemos la coherencia en la convivencia siempre que nos mantengamos en el centro de las influencias de los Elementos Agua y Fuego en el eje vertical y en el centro de las influencias de los Elementos Madera y Metal en el eje horizontal.
Y los mecanismos fisiológicos enseñan que la cohesión entre la dinámica circulatoria y la dinámica metabólica se debe a la labor de la linfa. Igual a lo que ocurre en el medio interno del cuerpo, es gracias a la recogida de los valores (proteínas) en nuestro interior que afluye “agua pura con nutrientes” para renovar y drenar los “líquidos con desechos metabólicos” y esto ocurre, igualmente, en el medio interno de cualquier otro organismo vivo. Por eso, si queremos mantener la vitalidad y la cohesión de la convivencia en cualquier tipo de comunidad humana, es muy útil saber cómo funciona el intercambio entre el plasma sanguíneo y el líquido intersticial.

La linfa corresponde a la actitud personal del individuo y colectiva del pueblo en el “medio interno” de la sociedad
. Así que, la labor de la linfa corresponde al compromiso individual de todo el mundo, de las personas que ejercen funciones directivas, ejecutivas y administrativas, y asimismo al compromiso personal de los funcionarios y demás trabajadores de la Administración y de los tejidos sociales, laborales y productivos en el eje horizontal. En el ámbito personal, la linfa es aquello que recorre nuestro interior (Elemento Agua) en busca de los valores íntimos y criterios válidos para despejar nuestras dudas y resolver los problemas. Y lo que nos conecta con la fuente personal del Elemento Agua en el interior de cada uno son los sentimientos sinceros, la reflexión y la meditación.
En total son cuatro los factores que determinan el intercambio entre el plasma sanguíneo y los líquidos corporales y que, por lo tanto, determinan la nutrición celular y la salubridad del medio interno del cuerpo. Y, análogamente, los mismos factores determinan la salubridad del ambiente en cualquier otro organismo, la familia, la escuela, el barrio, el pueblo, el comercio, la empresa, la fábrica,… hasta en el Estado, en la Comunidad Europea y en el mundo entero.
E igual a lo que ocurre en el cuerpo, estos factores determinan al mismo tiempo la liquidez que posee la Administración del bien común (Corazón) de ese organismo, las condiciones de bienestar de sus miembros (hijos, alumnos, estudiantes, investigadores, trabajadores en los diferentes órganos) y la autoridad moral de la dirección o del Gobierno (Riñón) de dicho organismo con respecto al uso de los recursos y de los criterios que emplean para determinar los objetivos, prioridades y procedimientos.

Los cuatro factores elementales que determinan la nutrición celular son:
  1º. La presión en los capilares del sistema sanguíneo (regulada por el Riñón).
  2º. La presión osmótica coloidal del plasma (determinada por el Hígado).
  3º. La presión del líquido intersticial (regulada por la linfa). 
  4º. La presión osmótica coloidal del líquido intersticial (regulada por la linfa).


El papel del Riñón (gobierno) en la nutrición celular 

El papel del Riñón en la nutrición celular muestra en qué consiste la labor directiva y gubernamental. Como hemos visto al comienzo del artículo sobre el sistema sanguíneo, I Ching hace mucho énfasis en el hecho de que el Agua es el director de la interacción entre las fuerzas vitales Fuego (Corazón) y Agua (Riñón). Y sabiendo que la concentración proteica del líquido intersticial en el Riñón (glomérulo renal) es mucho más alta (6 g/dl) que en el cerebro (1,5 g/dl), se explica por qué no es la mente sino el espíritu humano (Riñón) el que debería dirigir la acción ejecutiva y administrativa.

Hemos visto también que el Riñón revisa y condiciona el contenido de la sangre y que el sistema sanguíneo administra el plasma incondicionalmente. Cada vez que la sangre pasa por los riñones, el “Gobernador del Agua” (Riñón) salvaguarda los nutrientes del plasma, elimina los desechos metabólicos del mismo y reajusta en la sangre la composición de los electrolitos. De este modo se regula, además, la tensión arterial que establece la presión en los capilares del sistema sanguíneo, y dicha presión es uno de los factores que determinan la afluencia de plasma en el medio interno del organismo.

Circulación de la sangre, linfa y agua

El reajuste electrolítico es fundamental para dotar el plasma con las cantidades adecuadas de los diferentes electrolitos, cuya proporción es determinante tanto para posibilitar la entrada y la salida de sustancias de las células, como para el transporte de las mismas y para la actividad mecánica, motora y productiva en el organismo. De modo que la composición adecuada de los diferentes electrolitos en la sangre es de vital importancia para garantizar la actividad metabólica, funcional y motora del cuerpo.
Así que, para cualquier otro organismo es igualmente importante que los dirigentes tengan un alto grado de conciencia moral para poder distinguir lo valioso de lo nocivo y para tomar decisiones responsables sobre el empleo de diferentes recursos materiales, naturales, humanos, sociales, culturales y logísticos que se necesitan para realizar los diversos trabajos. Análogamente a la labor glomerular en los riñones, la labor directiva y gubernamental implica elaborar los criterios con respecto a la idoneidad, las condiciones y las proporciones del empleo de dichos recursos.

En el cuerpo, los criterios de la dirección sirven al bienestar del conjunto del organismo. Por eso, en las organizaciones humanas las funciones directivas las deberían ejercer personas que tienen en cuenta el bien común y desarrollan sus criterios basándose en la conciencia y el valor de la durabilidad del interés común. Sólo entonces, sus decisiones servirían a la continuidad vital por lo que adquirirían la autoridad moral para inspirar el trabajo comunitario y crear las condiciones óptimas en las que cada uno pueda desarrollar su trabajo.
Análogo a la labor en el glomérulo renal, para ello la dirección de cualquier empresa debería saber preservar los valores elementales de humanidad, eliminar las cosas que hacen daño a la convivencia y basarse en criterios duraderos, imparciales y equitativos para determinar los objetivos y prioridades y tomar sus decisiones.
De dicha manera el Riñón mantiene el equilibrio fisiológico de los líquidos corporales que riegan las células en el medio interno. Sin embargo, para mantener ahí, en el medio interno, el equilibrio fisiológico, el Gobernador del Agua necesita que el Hígado enriquezca la sangre con “proteínas plasmáticas” y que la linfa recoja del medio interno las fracciones proteicas, como vamos a ver ahora.


El papel del Hígado (tejido social) en la nutrición celular 

El papel del Hígado en la nutrición celular muestra en qué consiste la labor del tejido social. Con respecto a la dinámica en el eje horizontal del Ciclo Cosmológico, él que dirige la interacción entre los Elementos Madera y Metal según I Ching, es igualmente el órgano que aporta más proteínas al organismo. La concentración proteica del líquido intersticial en el Hígado (6 g/dl) es mucho más alta que la del tejido subcutáneo (2 g/dl). La piel es, según la medicina china, la “ventana” del Pulmón y corresponde, igual que éste, a la adaptación a las condiciones ambientales en el exterior. Por eso, doy por válido el dato referente al tejido subcutáneo para indicar la diferencia entre el aporte de proteínas de parte del Hígado y del Pulmón, ya que no he encontrado datos sobre la concentración de proteínas del líquido intersticial pulmonar (y ésta podría ser incluso menor que en el tejido subcutáneo porque de lo contrario habría un riesgo altísimo de derrame pleural).
La gran aportación de proteínas indica que guiándonos por la naturaleza humana (Elemento Madera, Hígado) obtenemos muchas más “herramientas” (aminoácidos, valores elementales) para adaptarnos a las condiciones vitales en nuestro entorno (Elemento Metal, Pulmón) que buscando nuestros valores y criterios en las condiciones materiales. Y viendo cómo los criterios capitalistas han llevado al Estado a la bancarrota, deberíamos dar crédito a lo que el funcionamiento orgánico enseña y liberarnos de los prejuicios de los poderosos que tachan el respeto a los criterios humanos de utopía y a los mismos, de artículos de lujo.

La fisiología moderna ha investigado cómo se regula la nutrición celular.
Y con respecto al intercambio entre el componente líquido de la sangre (plasma) y los líquidos corporales (líquido intersticial) han observado que el plasma nutritivo tiende a fluir desde los vasos sanguíneos al medio interno mientras que los líquidos corporales tienden a incorporarse a la sangre y que esto es debido a la alta concentración de proteínas en la sangre y la baja concentración de las mismas en el medio interno.
La concentración de proteínas en un líquido determina su “presión osmótica coloidal”. De modo que el correcto intercambio entre el plasma sanguíneo y los líquidos corporales se debe a la alta presión osmótica coloidal en la sangre y la baja presión osmótica coloidal en el medio interno del organismo. Que dicha presión es alta en la sangre se debe a las proteínas plasmáticas procedentes del hígado. Y que dicha presión es baja en los líquidos corporales se debe a que la linfa recoge las proteínas que se encuentran en el medio interno.
Así que, la sangre no pierde liquidez en su recorrido por el organismo gracias a las proteínas que se incorporan a la sangre siempre que ésta pase por el hígado, donde las “puertas” de los capilares sanguíneos son más anchas que en los demás órganos debido a su función de enriquecer la sangre con todo tipo de nutrientes y sustancias reguladoras del metabolismo y constituyentes de la sangre.

Cuando tratemos la fisiología del Hígado, veremos con más detenimiento en qué consisten las múltiples funciones y aportaciones de dicho órgano. La medicina china resume sus funciones especificando que el Hígado enriquece la sangre de tal modo que logra armonizar el organismo al encargarse de la planificación global del suministro para las funciones fisiológicas, físicas, emocionales, mentales y espirituales. Por dichas cualidades, se dice también que el Hígado es el origen del valor y de la resolución cuando presenta un buen estado de salud.
Sus funciones fisiológicas son análogas a las del tejido social, cultural y educativo de la sociedad. I Ching señala que la Madera (árbol) es el símbolo del desarrollo natural, espontáneo y paulatino. Y explica que este desarrollo se debe a la capacidad de penetración del árbol, cuyas raíces se adaptan con suavidad e insistencia a los obstáculos que encuentran en su búsqueda incesante del agua y de los nutrientes que necesita para arraigarse firmemente en la tierra y crecer.
El agua y los nutrientes que el árbol necesita para crecer y arraigarse, igualmente los necesitamos nosotros para crecer desde las raíces de nuestro verdadero ser. La sinceridad, la reflexión, la concentración y la meditación hacen afluir las aportaciones del Elemento Agua y éstas nutren al Elemento Madera cuyas influencias y aportaciones enseñan las leyes de la vida orgánica y ayudan a expresar, formar y desarrollar las cualidades de la naturaleza humana. Y la gran cantidad de proteínas provenientes del Riñón y del Hígado indica que especialmente para desarrollar nuestras potencialidades y para resolver problemas necesitamos las aportaciones de los Elementos Agua y Madera.

En los siguientes dibujos, las flechas de color verde señalan el comienzo del trayecto de los productos que el hígado aporta al organismo. En la dinámica auto-reguladora se muestra el trayecto de la linfa. Y en el dibujo de la dinámica de nutrición se muestra el trayecto de las proteínas plasmáticas y de los nutrientes y otras sustancias que el hígado aporta al organismo por medio del sistema sanguíneo.

Dinámica autorreguladora y dinámica nutritiva

La dinámica auto-reguladora se inicia cuando el hígado aporta bilis al sistema digestivo (en el centro), ya que gracias a la bilis podemos digerir los lípidos por lo que se generan “los ácidos grasos de cadena larga” que forman la base de la linfa. Por analogía, el Elemento Madera (naturaleza humana y procesos orgánicos) aporta aquello que necesitamos para digerir las vivencias más difíciles de descomponer y comprender. Igual que en el cuerpo, una vez que hayamos digerido dichas vivencias, se formarán “cadenas” a las que se adherirán con facilidad los valores elementales (aminoácidos) y los criterios válidos (proteínas) que iremos encontrando en cuanto asimilemos nuestras vivencias constructivamente.
Siguiendo el trayecto indicado por las flechas, vemos que la linfa se sumerge en el Elemento Agua, los líquidos corporales, para recoger en el medio interno fracciones proteicas. Éstas corresponden a los valores y criterios que surgen de nuestro interior, y los mismos emergen en el Elemento Fuego al verterse la linfa en el sistema venoso por el conducto torácico.

Así que, el “retorno” de las proteínas a la circulación sanguínea corresponde a la toma de conciencia de nuestros valores y criterios y asimismo a aquellos criterios que decidimos compartir con los demás en el Elemento Metal, Elemento que corresponde a las condiciones materiales y energéticas en nuestro entorno. Y al compartir y practicar las lecciones de la vida, “inhalamos oxígeno” por lo que nos vitalizamos y se incrementa el metabolismo (dar y recibir) y, por lo tanto, también la productividad y eficacia en los Elementos Tierra (vida privada) y Madera.
Las profesiones análogas a la labor del hígado son el servicio social, la educación, las artes, la enseñanza, la investigación, la salud, etc. Así que, sabiendo que dichas profesiones aportan la mayor cantidad de “proteínas” al pueblo (linfa), es muy preocupante que la crisis sea para los gobiernos un motivo para disminuir el dinero destinado al trabajo que realizan los profesionales del tejido social, cultural y educativo, en vez de fomentar su labor.


El papel de la linfa (compromiso individual) en la nutrición celular 

El papel de la linfa en la nutrición celular muestra en qué consiste nuestra labor individual y la labor del conjunto del pueblo. Hemos visto que hay dos factores en la regulación del intercambio entre el plasma nutritivo y los líquidos corporales, que dependen de la linfa, es decir, que dependen de los procesos interiores de cada uno. Estos factores son la presión atmosférica que hay en los líquidos del medio interno y la presión osmótica coloidal de dichos líquidos. Estos factores se presentan también en la convivencia.
Cuando hay tensión en el ambiente y la quitamos, vuelve la comunicación fluida de dar y recibir que es satisfactoria para ambas partes. Pero si la tensión persiste, hace falta buscar en el interior para “rescatar” los valores íntimos de la presión y encontrar las cosas que obstruyen la recepción del “plasma”. Las cosas que interfieren en el ir y venir de una interacción equilibrada, se investigan en los “ganglios linfáticos” donde se ubica el sistema de defensa.
Hemos visto que la linfa retira del medio interno los líquidos que sobran, fracciones proteicas, toxinas y bacterias y demás microorganismos. Fracciones proteicas son compuestos casuales de aminoácidos que se han aglutinado formando un pequeño almacén de valores elementales. Las toxinas corresponden a los prejuicios, los traumas y los sentimientos negativos. Y los microorganismos son cosas análogas a “bichos que vienen de fuera y llevan una vida propia dentro del cuerpo” y que pueden causar molestias pasajeras o invadir el organismo minando la salud.

¿Qué cosas vienen de fuera y pueden arrastrarnos de modo que vivamos a merced de ellas? Todos los problemas y dificultades que encontramos, se interiorizan de una o de otra forma. Si los afrontamos y solucionamos (en los ganglios linfáticos), aprendemos de ellos y queda el recuerdo de cómo afrontar determinadas cosas. Así que, los microorganismos benévolos podrían ser análogos a los problemas y dificultades que solucionamos, haciendo que nos conozcamos, aprendamos, nos renovemos, nos vitalicemos, evolucionemos,... Un blog interesante y sencillo sobre el sistemo inmune es: https://biomedvinetas.wordpress.com/2015/01/02/las-defensas-del-cuerpo-el-sistema-inmune/

Los “microorganismos” que minan nuestra salud, serían por analogía:
- las cosas que tomamos por vitales aunque en realidad consumen nuestra vitalidad,
- las cosas que tomamos por verdaderas aunque en realidad son los resultados de interpretaciones, manipulaciones, engaños, mentiras, etc.
- o son directamente falsedades y rumores difundidos para conseguir fines ilícitos. 

Hasta que no hayamos desenmascarado dichos “bichos” y descubierto la verdad que esconden, sus tentáculos nos llevarán por caminos que nos apartan de nuestro verdadero ser y minan nuestro bienestar y equilibrio emocional. Adquirimos libertad a medida que tomamos conciencia de cómo somos verdaderamente y de lo que necesitamos para sentirnos bien y ser nosotros mismos. Y cuanto más actuemos de acuerdo con nuestro verdadero ser, menos conflictivos seremos, tanto en la vida privada como en la vida laboral y social.
El estudio del papel de la linfa en la nutrición celular me ha impresionado muchísimo porque explica cosas elementales sobre la convivencia que son muy aclaradoras, tanto para la vida familiar y educativa como para las relaciones laborales y sociales, y asimismo para entender mejor lo que ocurre en todos los ámbitos debido al abuso del poder.
La cosa que más me impresionó era, que la regulación de la administración del bien común depende de la recogida de nuestros valores íntimos. Este dato invita a la reflexión sobre nuestro propio pasado y sobre hechos históricos como por ejemplo el proceso de la esclavitud hacia la liberación de los esclavos, el papel de los engaños y prejuicios de la nobleza en la explotación del pueblo, el papel de las costumbres tradicionales en el sometimiento de la mujer, etc. E invita también a una profunda reflexión sobre los engaños, prejuicios y costumbres actuales que han llevado a la crisis y a la pérdida del bien común de la sociedad.
La cosa que más me sorprendió era, que la administración pública por sí misma tiende a perder liquidez y que se evita esto debido a los criterios humanos (proteínas plasmáticas) aportados por la conciencia social (Elemento Madera) y asimismo gracias al papel de la linfa que corresponde al compromiso individual que mantiene en cualquier comunidad el ambiente limpio y saludable, facilitando así que todos reciban lo que necesitan para dedicarse cada uno a sus respectivas funciones.
Mejor que nunca, hoy en día se puede comprobar que la Administración Pública pierde liquidez porque se comporta igual que un sistema sanguíneo al que le faltan proteínas plasmáticas y que se encuentra, además, en un entorno donde existen muchas trabas y desvíos que hacen que la linfa a duras penas pueda recoger una pequeña parte de las proteínas del medio interno. Debido a ello el organismo se llena de toxinas y las bacterias viven a sus anchas mientras que las células pasan hambre y se ahogan en los líquidos estancados y contaminados del medio interno, y esto ocurre igualmente en la sociedad y en cualquier comunidad que funcione en dichas condiciones.

Y la cosa que más me alegra es, que la aportación proteica correspondiente a los Elementos Agua y Madera demuestre que guiarse por los valores y criterios humanos no es ninguna cuestión de lujo sino, muy al contrario, una necesidad esencial que permite mantener la coherencia del funcionamiento orgánico. Esto indica que sí es posible cambiar el mundo. Si diéramos a los valores humanos el papel que les corresponde según la fisiología, las cosas encontrarían su cauce natural de una manera constructiva y duradera, gracias a la conciencia y responsabilidad de las personas comprometidas con su trabajo y debido a la conciencia social del pueblo.
Cuantos más obstáculos interiores quitemos, más conciencia tomaremos de nuestros valores y mejores personas nos haremos. Teniendo una conexión fluida con la fuente de Vida en el interior, experimentamos que necesitamos ser honrados, porque si no lo hemos sido resulta que nuestra fuente interior se obstaculiza. Y esto ocurre igualmente si nos dejamos llevar por el orgullo, la prepotencia o la avaricia, o por alguna otra falta. Por eso, liberándonos de obstáculos interiores superamos nuestras imperfecciones sin tener que proponérnoslo, porque nadie elige conscientemente la obstrucción de la fuente de Vida en su interior, ya que ésta inspira su vida, le da sentido e ilumina el camino. 

En el cuerpo, las proteínas dan su capacidad de formación, transformación, regulación, protección, regeneración y desarrollo al organismo.
Análogamente, los criterios basados en los valores humanos elementales dan esa misma capacidad a las organizaciones humanas. Si nos dejamos guiar por las influencias de los Elementos Agua (espíritu humano) y Madera (naturaleza, procesos orgánicos), nos centramos automáticamente y recibimos también de los Elementos Fuego y Metal sus respectivas cualidades beneficiosas.
En el siguiente dibujo se visualiza el estado centrado en el que nos nutrimos de las aportaciones naturales de los Cinco Elementos:

Estado del bienestar

Los colores están relacionados con los diferentes Elementos y sus propiedades correspondientes y asimismo con los valores elementales que cada uno de ellos aporta según el cuadro que hemos visto al comienzo del presente artículo. Así, el Elemento Agua aporta la capacidad de entrega y sinceridad, y las mismas facilitan que nos conectemos con la fuente vital en nuestro interior y adquiramos la necesaria humildad y paciencia para percibir su inspiración y demás aportaciones. Del mismo modo recibimos y adquirimos también las cualidades correspondientes a los demás Elementos. 


¿Qué ocurre si no recogemos nuestros valores íntimos?

Han sido muchos siglos de lucha para superar la dinámica dirigida a la explotación del pueblo. La injusticia, los conflictos, las luchas y las guerras han llevado por fin a un sistema democrático que busca la libertad, la defensa de los derechos humanos y el estado del bienestar para garantizar la justicia social, la dignidad humana y el desarrollo de la humanidad.
Pero el poder corrompe, también el poder democrático. Por eso se repite la misma historia de siempre: el sistema económico entra en crisis, el poder político intenta salvar al sistema y el pueblo lo paga. En vez de preguntarse por qué este sistema está en crisis, el poder opina que el pueblo debe “lógicamente” retroceder en sus aspiraciones de justicia social (cuya falta es, según el principio Yin-Yang, la causa principal de cualquier crisis económica).
La situación que estamos viviendo, muestra un paralelismo sorprendente con lo que ocurre, por ejemplo, en un brazo cuando la linfa no puede retirar las fracciones proteicas debido a la extirpación de una parte del sistema linfático. La crisis ha sacado a la luz muchísimas anomalías del sistema haciendo que nos estemos dando cuenta de la magnitud del embrollo. Así, nos enteramos de cómo la Administración Pública (sistema sanguíneo) ha estado desperdiciando el bien común y perdiendo su liquidez. Asimismo nos estamos enterando de las enormes cantidades de “líquidos de repuesto” que están en paraísos fiscales y dando vueltas en la Bolsa, dejando al pueblo sin trabajo, sin cobijo y sin oportunidades de dedicarse a sus funciones en la sociedad.
En vez de justicia, riqueza y bienestar, la democracia parece haber traído la merma de valores. Pero esto no se debe a la democracia sino a los residuos de los sistemas autoritarios y dictatoriales de antaño, junto con la influencia omnipotente del sistema piramidal impuesto por el gran capital que gobierna el mundo en la sombra. La democracia es aún muy joven e insegura de sí misma, mientras que los viejos sistemas son muy experimentados y prepotentes por lo que aparentan seguridad (hasta que comprendamos que el poder mismo es el responsable del estado lamentable del mundo).

Para hacer crecer al sistema democrático, todos necesitamos que la “linfa” ejerza su función, tanto los directivos y ejecutivos como el pueblo.
En general el poder, tanto el poder del ego, como el poder económico y el poder gubernamental buscan sus valores y criterios en los Elementos Fuego y Metal. Es decir, toman sus decisiones basándose en racionalizaciones mentales (Fuego) para cambiar las circunstancias materiales (Metal) a fin de favorecer determinados intereses particulares. En vez de reconocer que las circunstancias son, por definición, cambiantes y que por eso perdemos el rumbo siempre que intentemos manipular la situación y tomemos las predicciones al respecto como boyas luminosas en el camino o como faros que marcan la dirección a tomar.
Además, debido a la jerarquía del poder, la clase directiva tiende a mandar en vez de gobernar guiada por las cualidades del Elemento Agua, basándose en los valores y criterios humanos. Y el poder ejecutivo tiende a exigir y negociar en vez de administrar el bien común incondicional e imparcialmente.
Por eso, a pesar de vivir en una democracia, en todos los ámbitos laborales de la sociedad sigue existiendo un porcentaje muy alto de personas convencidas de tener que reservar sus cualidades humanas para la vida privada, esforzándose en la vida laboral y pública por adaptarse al orden establecido por el poder del dinero y de la mente calculadora, aunque no estén de acuerdo con los procedimientos autoritarios, burocráticos, injustos, humillantes, peligrosos o inhumanos, y aunque se ahoguen, se agobien, se estresen y enfermen debido a sentirse obligadas a actuar de dicho modo indigno e indignante.

Sombra del poder

La sombra del poder hace que desaprovechemos nuestras potencialidades en el ámbito de las cualidades benefeciosas de los Elementos Agua y Madera. Por eso, en muchos tipos de trabajo es imposible desarrollar el potencial de sinceridad, atención, compromiso, eficacia, creatividad y capacidad de renovación que cada ser humano posee por naturaleza, por lo que se impide que aportemos nuestro potencial productivo a la sociedad.
Solemos pensar que no está en nuestra mano cambiar las cosas, pero la fisiología de la nutrición celular enseña todo lo contrario. Debido a las estructuras jerárquicas del poder, nuestra capacidad de autodeterminación es muy limitada y hemos aprendido a no morder “la mano que nos da de comer”. Pero siendo imparcial, incluso esta “mano” debe reconocer que posee dinero gracias al trabajo del pueblo y que debe su poder a la confianza y la sumisión del pueblo. Si la clase dirigente bajara de su pedestal, reconociendo que necesita conocer la visión y confiar en la experiencia de los profesionales que realizan determinado trabajo, descubriría una realidad muy diferente a la que se imagina.
La fisiología enseña claramente que sólo la linfa puede hacer que la sangre no pierda liquidez, que los líquidos corporales se drenen y se reponga el componente líquido del sistema sanguíneo, y que las células reciban el plasma nutritivo que necesitan para ejercer sus funciones. El funcionamiento del sistema linfático enseña que sólo entonces se crean las condiciones en las que cada célula, cada tejido, cada órgano y cada sistema pueden dedicarse a su función en el organismo. Si existiera dicha dinámica en nuestra sociedad, todos nos beneficiaríamos del trabajo de los demás, tanto la clase dirigente como los órganos del eje horizontal que mantienen la vitalidad del conjunto de la comunidad en cuestión.

Creo que estamos dándonos cada vez más cuenta de que nadie tiene más derechos que otros, que todos necesitamos a todos y que, en lo fundamental, todos somos iguales y todos tenemos las mismas necesidades elementales. Cada vez más personas reconocen los mecanismos naturales que la fisiología enseña. Y cada vez más personas se dan cuenta de que para ser un buen gobernante y directivo hay que saber escuchar, dar libertad y responsabilidad a los profesionales y consultar a las personas que realizan el trabajo. Asimismo, está demostrado que para no cansarse y para incrementar la calidad de los productos hay que hacer el trabajo por amor, que para mejorar la eficacia hay que empezar por respetar la dignidad humana y que para ser verdaderamente “competitivo” hay que cooperar.
Siendo humanos, lo natural es que seamos capaces de liberarnos de los criterios inhumanos y costumbres corruptas que los sistemas del poder imponen. Para ello “sólo” hay que estimular el “sistema linfático”, reconociendo y rescatando nuestros valores íntimos, aprendiendo a valorarlos y defenderlos cada vez mejor. Cuando tomamos cartas en el asunto, reconocemos los criterios valiosos (aminoácidos), investigamos los factores perniciosos (bacterias nocivas) y formamos herramientas (proteínas) para afrontar la vida y sus dificultades, igual que el sistema linfático. E igual que este sistema fisiológico, nosotros “vertemos los aminoácidos y proteínas en el sistema venoso” para compartirlos y administrarlos en la sociedad mediante el sistema “sanguíneo” (amor y conciencia).

Para defender la dignidad humana es muy instructivo observar lo que hace el sistema defensivo adquirido, ubicado en los ganglios linfáticos donde se investigan las sustancias y los microorganismos desconocidos que la linfa ha traído del medio interno.
La fisiología enseña que las células linfáticas (linfocitos B y T) desarrollan un sistema de defensa totalmente “personalizado” y altamente efectivo basado en los aminoácidos, ya que los denominados “anticuerpos” son proteínas. Dichos linfocitos investigan microorganismos que no han visto nunca antes, y tienen la capacidad de construir estructuras específicas de aminoácidos para combatir con éxito a un determinado tipo de bacteria, dentro de la increíble cantidad de diferentes tipos de posibles factores nocivos y agentes perjudiciales que pueden invadir el cuerpo.
Si en nuestro cuerpo hay células que saben sanar el organismo basándose en los veinte aminoácidos que son formados por las sustancias elementales de la vida terrestre, y éstas corresponden a los valores humanos elementales, nosotros podemos hacerlo también. Y no es difícil imaginarse que basándonos solamente en los veinte valores elementales, se puede efectivamente combatir con éxito los factores nocivos y los agentes perjudiciales que han invadido la sociedad humana.