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1. La inteligencia de la vida

Publicado el Viernes, 20 Mayo 2011
Última actualización en Miércoles, 08 Mayo 2013

Al escribir el libro, me ha ido sorprendiendo cada vez más la increíble inteligencia de la vida. En esta web voy a intentar dar una idea global de dicha inteligencia, a la vez que sirva para presentar mi libro. En él exploro el funcionamiento de la vida humana, haciendo este viaje dejándome conducir por los principios vitales en los que la Medicina Tradicional China se fundamenta: la dinámica Yin-Yang y la Teoría de los Cinco Elementos.

Dichos principios se arraigan en una antigua obra china titulada I CHING El Libro de las Mutaciones. Me he basado en la información de esta obra porque en ella se explica de qué modo las fuerzas de la naturaleza actúan dentro del ser humano y cómo la dinámica natural afecta a la vida personal.
Hace más de 4.000 años, los textos del I Ching arcaico fueron redactados por sabios que eran “capaces de abarcar con su visión el conjunto de todos los movimientos bajo el cielo”, según uno de los comentarios recogidos en la misma obra. Escribieron dicha obra para guiar a la humanidad y ayudarle a adaptarse a las leyes a las que la vida está sujeta para que los seres humanos jueguen su papel constructor en la Creación, puesto que: “El destino puede ir formándose cuando se conocen sus leyes. La causa por la cual es posible enfrentar el destino, es el hecho de estar la realidad siempre condicionada, determinada por las condiciones espacio-temporales.” Dichas leyes y condiciones formaron la base para el estudio de todas las ciencias naturales en la antigua China.

Según la concepción de la realidad expresada en el I Ching, cualquier manifestación de la vida está sujeta a la gran ley del universo que determina los cambios constantes. Esta ley se cumple mediante lo que se denomina actualmente el principio Yin-Yang. Además, actúan cuatro fuerzas de la naturaleza cuyas influencias producen una dinámica auto-reguladora capaz de reengendrar continuamente la vitalidad de la Creación. Gracias a dicha dinámica, se mantiene el equilibrio Yin-Yang que la inteligencia de la vida necesita para crear y sostener tanto el estado vital global del planeta Tierra como el estado vital saludable de la infinita variedad de sus habitantes y ecosistemas.
Las cuatro fuerzas de la naturaleza que mantienen el equilibrio Yin-Yang son aquellas que determinan el fenómeno de la biosfera auto-regeneradora de nuestro planeta: el agua, el aire, el sol y la tierra (el suelo terrestre) que producen el gran ciclo de la energía y los nutrientes que determina las condiciones vitales en el planeta Tierra. Según el libro titulado GAIA El atlas de la gestión del planeta, publicado por S. A. Hermann Blume Ediciones, quienes primero dieron con este fenómeno de la biosfera auto-regeneradora (llamándole Gaia, el planeta viviente) fue un grupo de científicos espaciales que estaban diseñando experimentos para la detección de la vida en otros planetas. Y según la milenaria experiencia de la medicina china, idénticos fenómenos auto-regeneradores se dan en el cuerpo.

Los investigadores en la antigua China partieron de la convicción de que las fuerzas de la naturaleza (los Elementos) mantienen el equilibrio vital de todos los fenómenos, seres y cosas. Por lo tanto, se basaron en que las mismas fuerzas mantienen el equilibrio fisiológico y observaron cómo las influencias de los Elementos se expresaban en el cuerpo. De esta manera desentrañaron el funcionamiento global del organismo y, al basarse en las normas de las leyes a las que la vida está sujeta, lograron entender los efectos de las influencias de los Elementos para la salud. E hicieron esto de modo que pudieran predecir estos efectos según las circunstancias que se daban en determinado momento, de igual modo que, por ejemplo, los meteorólogos pueden pronosticar el tiempo.
Además, la medicina china entiende que la salud depende del equilibrio Espíritu-Mente-Cuerpo. Así que, los médicos se dieron también cuenta de cómo se expresaba la influencia de los diferentes Elementos en el ámbito emocional, mental y espiritual. En el libro he utilizado esta información, junto con la que el I Ching aporta, para desentrañar cómo se mantiene el equilibrio emocional y de qué manera las fuerzas naturales nutren, estimulan y regulan el desarrollo de nuestras potencialidades. Y al conjugar ambas fuentes, se hacía cada vez más evidente que determinados comportamientos globales se relacionan con determinadas actitudes ante la vida y con determinadas condiciones circunstanciales.
Sumando a esta evidencia las normas de las leyes a las que la vida está sujeta, muchas situaciones complicadas y complejas que tenemos que afrontar en la vida, se hacían de pronto comprensibles. Además, al tener en cuenta dichas normas y las características de los Elementos, se facilita predecir las consecuencias globales de determinadas actitudes ante la vida o de determinadas condiciones vitales y asimismo dar con aquello que hace que se resuelvan los conflictos con la ayuda de las influencias inspiradoras, renovadoras y equilibradoras de las fuerzas de la naturaleza.
Parece increíble que las características de los Elementos den para tanto y más increíble aun que las normas lógicas y sencillas de la dinámica vital expliquen hasta las disfunciones más complejas y complicadas en el ámbito médico y asimismo en el ámbito emocional. Sin embargo, enfocando un asunto desde un lado o del otro y explorando una cosa o la otra, salió una y otra vez que para producir efectos totalmente diferentes, se repetían los mismos principios al servirse la vida siempre de las mismas fuerzas y de la misma dinámica. Además, reconociendo cómo afectan las influencias de los Cinco Elementos y la dinámica vital a las circunstancias que se producen, las situaciones más complejas se me hacían de pronto tan comprensibles que parecía extraño que no me hubiera dado cuenta antes.